Amémonos, no como si nuestra vida estuviera evaporándose… como si el sueño fuera eterno.
Ven, que me muero.
Siempre tú.
Ven que el sol irradia afuera de la ventana, y la vida se me va consumiendo en tu espera y tu olor a fresa calma cualquier mal.
Ven, que tus labios deben oler a rocío de la mañana, simplemente ven, ven. Felicidad. Noche. Amor, ven.
Abracémonos, déjame tocar tu pelo lacio en las mañanas, ¿no ves que los pájaros cantan y suena el amor?
Caminemos en la calle por la noche, preguntémosle al polvo;
hay opio y vino en las nubes.
Esperemos que llueva, el agua limpiará tu cara del maquillaje, tu pureza irradiará
Las heridas de adentro las limpio yo, te diré: todo bien, ¿no ves que el amor lo cura todo?
Diosa coronada, vámonos por los laberintos de durazno, emborrachémonos y riamos mujer, fuma tu cigarrillo y dibuja, mírame de vez en cuando, con eso tengo el cielo.
Seamos uno otra vez.
Hay música en el aire y todo es más bonito si estás a mi lado, ya sea en el pasto o en la cama o en las nubes.
Ya sea vomitados en pasión, ya sea dándome besos sabor a hierba.
Ven que me vuelvo loco sin tu amor, tus ojos esperan caricias, cariño; y los míos emanan “te amos”.
Entiende que te amo a largo plazo, casémonos, Paris, felicidad, vestido blanco y deja tu sonrisa plasmada en el agua de Venecia mientras la luna sonríe extasiada por la catarsis de tu mirar y las perdidas metáforas de la miel de tus ojos en las facetas del sol.
Mi artista, dibújame tu amor en el alma, dibújame tus ojos para siempre en mi memoria.
Ven, que la canción y el poema somos tú y yo.
Amémonos.
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Yo te contemplo hasta morir