Eduardo Galeano fue un escritor uruguayo, pero dio identidad a un pueblo que comienza en el sur de Argentina, desde Ushuaia y Tierra de Fuego, hasta kilómetros más allá de Tijuana. Galeano comprendió que América Latina es más que una concepción geográfica. Es un ser en eterna convulsión y agonía, inmaterial pero esencial que renace todos los días. Él nos enseñó más que cualquier otro escritor lo que significa esta tierra, su espíritu y su gente. El escritor falleció el 13 de abril de 2015 y hasta el último momento su pluma no descansó, dejando algunos textos inéditos que hoy podemos disfrutar.
Adentrarse en la obra de tan prolífico y conflictivo erudito puede ser algo pesado, pero las lecciones que dejó son invaluables e inigualables. Pocos escritores son capaces de dar clases de historia, sociología, filosofía y literatura por medio del verso y la prosa más elaborada, pero al mismo tiempo profunda y precisa. Los siguientes libros son solamente algunos que sirven para entender a una de las mentes más importantes del siglo XX, así como para comprender más sobre lo que significa el amor y la pasión; ya sea en el ámbito social o personal.
«Yo no sé cuál de las palomas es mi hijo. Y si supiera, tampoco me lo llevaría. Porque ¿qué derecho tengo yo a separarlo de sus amigos?»
Las venas abiertas de América Latina, 1971
«Cuanto más codiciado por el mercado mundial, mayor es la desgracia que un producto trae consigo al pueblo latinoamericano que, con su sacrificio, lo crea».
«Esa prosa de izquierda tradicional es pesadísima». Esas son las palabras con las que Galeano describió a su obra más conocida en 2014. El tiempo le dio la sabiduría al escritor para saber que su texto, altamente poético, fue producto de un momento en el que América Latina veía dictaduras y asesinatos por doquier. Fue muy joven al escribirlo y aunque no sabía mucho de economía política, el libro es un gran texto que sirve para entender (de manera visceral) el saqueo que Europa cometió contra América desde el siglo XVI.
Días y noches de amor y de guerra, 1978
«La memoria guardará lo que valga la pena. La memoria sabe de mí más que yo; y ella no pierde lo que merece ser salvado».
Este libro retrata lo que el escritor vivió durante su exilio en Argentina y después en Cataluña. Las dictaduras sudamericanas tienen mucho que ver, pero también las empresas petroleras transnacionales que hacen de los muertos, no una casualidad, sino una advertencia. De nuevo el escritor redacta con el dolor en el cuerpo, es imposible no sentirse abatido cuando uno lee libros así, pues Galeano nos hace sentir en la piel ese miedo, esa incertidumbre de poder desaparecer en cualquier momento. Pues aunque él siempre dice que la muerte no es el final, la desaparición sí es algo peor que la muerte, pues la incertidumbre de lo que sucedió con esa persona no permite el descanso, ni el poder dar vuelta a la página, y eso lo tuvieron que vivir millones de personas en los años setenta.
Memoria del fuego, 1982-1986
«Antes de encender el fuego que lo reduciría a carbón y ceniza, un sacerdote le promete gloria y eterno descanso si acepta bautizarse. Hatuey pregunta: —En ese cielo, ¿están los cristianos? —Sí. Hatuey elige el infierno y la leña empieza a crepitar».
La historia del mundo, la historia del hombre. Uno de los mejores libros de Galeano es un recorrido por la historia del espíritu. La creación del mundo es el inicio de esta trilogía que busca hacernos entender los distintos puntos de vista de lo que significa la palabra “humano”. Con una rica documentación, el texto no es una cátedra de historia oficial, pero enriquece al lector mucho mejor que cualquier curso de historia de educación básica.
El libro de los abrazos, 1989
«Se me caen las cosas de los bolsillos y de la memoria: pierdo las llaves, lapiceras, dinero, documentos, nombres, caras, palabras. Siento mucho miedo de que se me caiga la vida en alguna distracción».
Así como El libro del desasosiego, de Fernando Pessoa, este libro puede leerse como uno quiera. Se puede comenzar y terminar en un día, tras una efusiva lectura digna de un adicto, o puede ser leída a sorbos, saboreando cada palabra que pueden conmover hasta las lágrimas. El libro de los abrazos busca encontrar la clave de lo que significa la memoria. Con protagonistas como Mario Benedetti, Cuba y el capitalismo, el libro se convierte en una gran representación de la propia memoria del escritor uruguayo.
El fútbol a sol y sombra, 1995
«¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales».
Galeano, a diferencia de Borges, supo encontrar en el fútbol esa verdadera pasión que nada tiene que ver con la manipulación de masas. Él fue un gran aficionado que entendía el ritual futbolístico a la perfección. Publicó otro libro llamado “Fútbol pasión”, pero éste es el que más ha trascendido por la forma en que Galeano, con todo su intelecto, descifra al deporte más amado en el mundo, así como un sibarita describe los mejores platillos en la faz de la Tierra.
Mujeres, 2015
A diferencia de los libros anteriores, en lugar de introducirlo con una frase del mismo, te dejamos con un extracto del libro:
«Juan Gelman me contó que una señora se había batido a paraguazos, en una avenida de París, contra toda una brigada de obreros municipales. Los obreros estaban cazando palomas cuando ella emergió de un increíble Ford a bigotes, un coche de museo, de aquellos que arrancaban a manivela; y blandiendo su paraguas, se lanzó al ataque.
A mandobles se abrió paso, y su paraguas justiciero rompió las redes donde las palomas habían sido atrapadas. Entonces, mientras las palomas huían en blanco alboroto, la señora la emprendió a paraguazos contra los obreros.
Los obreros no atinaron más que a protegerse, como pudieron, con los brazos, y balbuceaban protestas que ella no oía: más respeto, señora, haga el favor, estamos trabajando, son órdenes superiores, señora, por qué no le pega al alcalde, cálmese, señora, qué bicho la picó, se ha vuelto loca esta mujer…
Cuando a la indignada señora se le cansó el brazo, y se apoyó en una pared para tomar aliento, los obreros exigieron una explicación.
Después de un largo silencio, ella dijo:
—Mi hijo murió.
Los obreros dijeron que lo lamentaban mucho, pero que ellos no tenían la culpa. También dijeron que esa mañana había mucho que hacer, usted comprenda…
—Mi hijo murió –repitió ella.
Y los obreros: que sí, que sí, pero que ellos se estaban ganando el pan, que hay millones de palomas sueltas por todo París, que las jodidas palomas son la ruina de esta ciudad…
—Cretinos –los fulminó la señora.
Y lejos de los obreros, lejos de todo, dijo:
—Mi hijo murió y se convirtió en paloma.
Los obreros callaron y estuvieron un largo rato pensando. Y por fin, señalando a las palomas que andaban por los cielos y los tejados y las aceras, propusieron:
—Señora: ¿por qué no se lleva a su hijo y nos deja trabajar en paz?
Ella se enderezó el sombrero negro:
—¡Ah, no! ¡Eso sí que no!
Miró a través de los obreros, como si fueran de vidrio, y muy serenamente dijo:
—Yo no sé cuál de las palomas es mi hijo. Y si supiera, tampoco me lo llevaría. Porque ¿qué derecho tengo yo a separarlo de sus amigos?».
Aquí puedes conocer el peor libro de Galeano y de otros escritores latinoamericanos, aunque si deseas ir a tierras más lejanas, te recomendamos que leas estos libros que te harán querer viajar a Francia.