Texto por Andrea Lara
Te compartimos esta bonita reflexión sobre el presente y la felicidad de vivir sin estar pensando en el pasado o en el futuro. Sobre aprender a estar solo y lograr sacar buenos momentos de ello, sin buscar la compañía aunque sea vacía solamente por el miedo a intentar.
Vivimos en un mundo lleno de personas y a veces parece que todo gira alrededor de ellas o eventos sociales. Todo el mundo está siempre planeando, pensando y hablando de las cosas que van a hacer: a qué fiesta van a ir el fin de semana, qué restaurante nuevo van a probar, la cena que van a organizar con sus amigos, el café con la amiga que hace mucho no ven, el desayuno entre clases con tus compañeros de la universidad, la comida familiar a la que no siempre tienes muchas ganas de ir, la nueva película que salió en el cine, la ida al bar de moda, ir al teatro o simplemente ir a casa de alguien a ver el partido o pasar el rato.
En fin, se vuelve un mundo en el que todos viven en el futuro o en el pasado, pues sólo se habla de lo que va a suceder o lo que ya sucedió. ¿Y dónde dejamos al presente? Si lo analizamos, algo que todas estas actividades tienen en común, es que involucran a más de una persona. ¿Por? Por alguna razón estamos siempre pensando en hacer algo con alguien más, aunque realmente no queremos o no es el plan que más se nos antoja. Es rara la vez que pensamos hacer algo nosotros solos o para nosotros.
Estamos tan obsesionados con planear cosas en torno a los demás que muy pocas veces planeamos algo para nosotros mismos. Podemos llegar a confundir el estar solos o hacer cosas solos, con sentirnos solos y, la verdad, es que hay una gran diferencia. Estar solo simplemente significa que la compañía que tienes en ese momento eres tú y puedes llegar a sentirte solo hasta en un lugar lleno de gente. Sentirte solo es estar triste porque no tienes a nadie más, pero a eso voy, puedes encontrar compañía en ti y es súper gratificante.
Hacer cosas solo no es fácil, sobre todo al principio y más si no estás acostumbrado, pero poco a poco le agarras la onda y una vez que lo haces te aseguro que vas a querer seguir haciéndolo. La primera vez puede ser incomodo y hasta raro, algo así como una primera cita; no tienes idea de qué hacer, cómo actuar, a dónde ir, estás nervioso, ansioso y llega un momento en el que piensas en arrepentirte y regresar corriendo a esa zona de confort que es estar con un grupo de personas.
Cuando esto suceda: relájate, respira y literalmente haz lo que quieras hacer, no lo sobre pienses. Quédate en tu casa y lee, escribe, ve una película o una serie, sal a cenar y observa a las personas a tu alrededor, disfruta de tu compañía y ve todo eso que no verías si estuvieras en un grupo. Aprende a escuchar a tu cuerpo, te irá diciendo poco a poco lo que necesita y lo qué lo hace feliz. No le tengas miedo al silencio, no es tu enemigo, se puede convertir en un gran aliado que te ayude a descubrir muchas cosas, de ti y del mundo en el que vives. Siente como el aire llena tus pulmones mientras caminas, escucha los ruidos a tu alrededor, relájate, sueña despierto, piensa.
Principalmente, vive en el presente. Cuando estés haciendo cosas solo, fíjate dónde estás, qué está pasando en ese momento, piensa en eso, en el ahí y el ahora, no te atormentes por algo que ya fue, por algo que va a ser o por algo que querías que fuera y no puede pasar. Todas esas opciones ya no tienen remedio pero el momento que estas viviendo sí, ¡disfrútalo! La próxima vez que estés planeando, planea algo contigo mismo y luego ve y cuéntale a tus amigos lo increíble que es hacerlo.
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