Quizás un poema con dedicatoria a una mujer hermosa es el acto más valeroso de un hombre que lo único que ambiciona es que ella lo vea, tan sólo una vez.
Esculpida por la brisa, hermosa,
te acecho entre noches sin luna,
tus manos pétalos de rosa y azucena,
sonrisa fuente de luz inagotable.
En tus ojos, confluyen todos los ríos,
tu piel: bálsamo de miel inagotable.
Bonita es tu silueta entre estrellas,
tu pecho hoguera de pasión insaciable.
De cintura erosionada por los años,
tu cabello de ceniza, seda de dioses,
Eres sueño anhelado de hombres,
causa de fantasías y miles de suspiros.
Belleza que estremece corazones,
inspiras canciones, el universo te mira,
Romperé del mundo todos los espejos,
para que tu belleza con nadie compita.
Labios de tersa juventud perpetua,
eres mujer hermosa, bella, bonita.
Tu cuerpo y belleza es eterna,
sellada con puño y letra de mi papel y tinta.
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Ámate y luego ámame, si así lo deseas, mujer.
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Las fotografías que ilustran el texto pertenecen a la artista Berta Vicente Salas, conoce más sobre su trabajo en su página oficial.