Para cualquier ser humano es de suma importancia tener algún apoyo y sostén durante la vida que brinde tranquilidad, principalmente cuando se está iniciando una carrera profesional. La incertidumbre al iniciar un proyecto puede causar que no llegues a tu máximo potencial, pues pasas tu tiempo con preocupaciones sobre dinero o el simple hecho de pensar si en lo que estás trabajando y dedicando tu tiempo le gustará a la gente.
El éxito de un artista sí se da por su talento, pero una parte muy importante es que tenga un mecenas que defienda sus intereses y en especial lo apoye, tanto en lo económico como en la publicidad, para que le permita trabajar y dedicar todas sus energías a su arte sin tener que preocuparse por las limitaciones que las cuestiones materiales o contactos pueda darle.
Cuando encontramos a un escritor que nos fascine, es importante agradecer a cualquier lápiz, papel y agente que haya estado a su lado.
El martes 22 de septiembre, a los 85 años de edad, falleció en su casa de Barcelona de un paro cardíaco Carmen Balcells: la mecenas de varios escritores hispanos. La “mamá grande”, apodo basado en una de las historias de García Márquez que conoció en 1965 cuando vendió los derechos de autor de 100 años de Soledad, fue sin duda la artífice del boom literario latinoamericano. Protegió a entonces semi-desconocidos escritores como Gabriel García Marquez o Mario Vargas Llosa para que se preocuparan solo por escribir y así poder brillar en el mundo literario. Cambió la cultura literaria en lengua española, cambió, sobre todo, la vida de todos aquellos cachorros del boom que la siguieron adonde ella quiso y que acogió en su seno. Les dedicó su tiempo y sus sueños, y ella fue la pesadilla de todos ellos, pero también su alegría.
Carmen Balcells Segala nació el nueve de agosto de 1930 en Cataluña, España. Nacida en el seno de una familia de propietarios rurales, estudió peritaje mercantil y a los 24 años se estableció en Barcelona con su familia, donde trabajó de secretaria hasta que su amigo Joaquim Sabrià la recomendó al escritor rumano exiliado Vintila Horia, dueño de la agencia literaria ACER, para ser administradora de autores extranjeros para España. Creció durante la dictadura de Francisco Franco por lo cual ella decidió desde una muy temprana edad que “quería ser independiente, autónoma, durante un periodo en el que una mujer sin educación y sin familia poderosa, no podía escoger que hacer por si sola” (Balcells).
En 1960 fundó su propia agencia literaria llamada “La Agencia Literaria Carmen Balcells” y comenzó con su innovadora gestión a modificar radicalmente el mercado de contratación, promoción y edición de libros en lengua castellana con la ayuda de unos ya míticos cuadernos de hojas amarillos cuadriculadas en donde anotaba todo.
Su imperio literario que se conformaba de 400 trabajadores ayudó a que escritores como Isabel Allende, Julio Córtazar y Manuel Vázquez Montalbán pudieran realizar su sueño de publicar sus historias. Dentro de sus grandes logros como agente, están cinco Premios Nobel: Gabriel García Marquez, Mario Vargas Llosa, Miguel Ángel Asturias, Vicente Alexaindre y Pablo Neruda.
En 1999, Carmen Balcells recibió la medalla al mérito cultural que concede el Ayuntamiento de Barcelona; un año después, el rey Juan Carlos I le impuso la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes. Cumplidos los 70 años, hizo público su retiro, “para seguir mandando pero sin tener que madrugar”, como ella misma dijo.
En septiembre de 2006 le fue concedida la Creu de Sant Jordi y un mes más tarde, el 14 de noviembre, recibió en Barcelona el premio Montblanc a la Mujer 2006, por ser la principal impulsora del boom de la literatura latinoamericana y, en palabras del jurado, por haberse convertido en “una personalidad de referencia en los últimos cincuenta años en la narrativa de lengua castellana, contribuyendo a su expansión y reconocimiento, consolidando carreras literarias y descubriendo nuevos valores, entre los que figuran varios premios Cervantes y Nobel”.
Te presentamos el breve texto que publicó Mario Vargas Llosa al enterarse de la muerte de su gran amiga:
“La noticia me ha caído como un rayo; hace tres días estuve despachando, comiendo, cenando con ella y todo el tiempo tuve el siniestro presentimiento de que sería la última vez que la vería. Estaba siempre muy lúcida, llena de proyectos, realistas y delirantes. Como si fuera a vivir siempre. Pero su físico estaba realmente en ruinas y era imposible no preguntarse cuánto tiempo más esa ruina física seguiría sosteniendo a esa maravillosa cabeza y esa energía indómita.
Carmen Balcells revolucionó la vida cultural española al cambiar drásticamente las relaciones entre los editores y los autores de nuestra lengua. Gracias a ella los escritores de lengua española comenzamos a firmar contratos dignos y a ver nuestros derechos respetados. De otra parte, ella indujo y hasta obligó a los editores de España y de América Latina a volverse modernos y ambiciosos, a operar en el amplio marco de toda la lengua y a sacudirse la visión pequeña y provinciana que tenían.Además, fue mucho más que una agente o representante de los autores que tuvimos el privilegio de estar con ella. Nos cuidó, nos mimó, nos riñó, nos jaló las orejas y nos llenó de comprensión y de cariño en todo lo que hacíamos, no sólo en aquello que escribíamos. Era inteligente, era audaz, era generosa hasta la locura, era buena y su partida deja en todos los que la conocimos y la quisimos un vacío que nunca nadie podrá llenar. Carmen queridísima, hasta pronto.”