El texto que se presenta a continuación fue escrito por la joven autora Fátima V. Galicia originalmente publicado el 28 de agosto del 2017.
Carta a mi media hermana que jamás ha sido mi media hermana
La vida te sorprende con mil cosas, ¿no? Es de todos los días la verdad, y tal vez eso sea lo que la hace increíble y extremadamente emocionante.
Que si salió una nueva película, que si hubo un choque rumbo al trabajo, el café demasiado caliente, que la alarma no suene, que llueva en el día más soleado, que salga el sol el día más frío; que tus hijos se enferman, que el perro se coma los zapatos, o que si el gato te atacó. Cosas cotidianas que cambian tus días y los hacen mejores, o no, y cosas tan pequeñas y no cotidianas que hacen que te cambien la vida. He pasado por mil cambios de verdad, han pasado cosas que desearía que no hubieran pasado y cosas increíbles que me encanta recordar y contar mil veces más, entre esas estás tú, que lo único que has hecho es no ser una media hermana para mí.
Te explicaré por qué: un día pasa que crees que ya conoces qué hacer en toda ocasión y cómo actuar frente a todo; cuando se te hace tarde, cuando no te alcanza, cuando estás cansada, desesperada, triste y feliz; que ya sabes cómo actuar si algo no sale bien, si discutes con la familia, si alguien necesita ayuda; cómo querer, cómo perdonar; qué atajo tomar, qué bebida elegir; si la escuela está pesada y si no estudiaste para un examen, ya sabes cómo decir no y decir que sí; pero la vida no me había enseñado qué era tener una media hermana, no, nunca, no había registro de ello en las cosas que ya sabía hacer y manejar. No me había enseñado cómo iban a ser las cosas cuando te conociera y cómo abrirte mi corazón y seguramente tú tampoco lo sabías, pero déjame decirte algo: lo haces muy bien.
Después uno se imagina las cosas a medias, ¿no? Medio familia y medio no, medio confianza y medio no, medio amor y medio no, medio hermanas y medio no.
Y qué suerte la mía, recibí todo. Porque jamás me he sentido querida a medias, no por ti.
Mi media hermana no es mi media hermana porque siempre me presenta como: “Te presento a mi hermana” y siempre se refiere a mí con un tierno “hermani”, fue cuando la palabra “media” desapareció por completo, incluso cuando amigos y la gente decían “¿no qué eras hija única?”, “entonces es tu media hermana”, yo respondía: “No, es mi hermana, porque sí, de la noche a la mañana me salieron hermanos, ¿y qué?”.
Y es que no hay nada a medias contigo, nada que nos impida morir de risa por cualquier cosa y contarnos también, cualquier cosa. Pero en serio, no existe nada a medias contigo, o amas completo o no lo haces, o cuidas completo o no lo haces, o extrañas completo o no lo haces.
Y corrí con la suerte de que en estos años de mi pequeñita vida me tocó un todo completo, abrazos, consejos, llantos, risas, secretos, familia, atención y seguridad pero completos, nada a medias.
Así es esto cuando pasa algo que hace que la vida te cambie por completo, algo que no esperabas y mucho menos sabías manejar; puede que te guste, que te duela, que te haga feliz o pase y lo olvides; a mí este cambio me hace definitivamente feliz y me llena de emoción que sea así para siempre.
Por eso, mi media hermana nunca ha sido mi media hermana.
Ha sido, y creo que desde siempre, mi hermana.
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