No puedo aceptarte de nuevo. En todo este tiempo has sido una y otra vez la bofetada más bonita que me ha dado la vida para decirme que no tiene que ser así. Has sido el artista que me pinta en claroscuro, que me mata y revive cada vez que quiere. Pero aun así, a pesar de todo, agradezco tanto ese primer mensaje preguntándome cómo me llamo hasta ese último diciéndome “mejor hay que quedar como amigos”.
¿Por qué nos encanta hacernos daño? ¿Por qué no simplemente podemos pasar la hoja como si fuera un gran libro de suspenso todo esto que nos pasó? ¿Por qué siempre el escenario tiene que ser tan desolador?
Ver también: Cuando una ruptura amorosa duele tanto que superarla parece falso
Al principio, esa nueva persona parece que carga en sus bolsillos la promesa de una relación perfectamente sana, parece que la vida esta ahí premiando todo eso que hiciste constantemente bien, siempre en busca de esa recompensa, pero ¿en qué momento algo que cuidas tanto se convierte en eso que te daña más? ¿Por qué no pasa lo mismo con tu perro? Le das de comer, paseas con él, lo bañas, lo acaricias y al final del día, todo está bien. ¿Por qué si haces lo mismo con esa persona es lo contrario? ¿Qué falta? ¿Qué estás haciendo de más o de menos? ¿Qué le pasa al amor que se complica tanto de pronto?
No hay una pastilla que nos salve de no sentir, de no mirar de esa manera. De que no se te erice la piel cada vez que escuchas su nombre o lo ves llegar a lo lejos. La cosa es que no hay manera de predecir; ir al Tarot en una feria y que el universo cumpla las cosas tal cual te las dicen las cartas o hasta tus propios sueños. No se puede.
Ver también: “Aún recuerdo el olor de tu cabello”, poema para decir adiós
¿Por qué no pudiste ser la última persona, la última boca y el último mechón de cabello que acaricié con mis dedos cuando estaba despertando? ¿Por qué ya no me puedes besar en la nuca y por qué ya no puedo pensar en ti y sonreír? ¿En que momento te convertiste en ese golpe de estómago?
Lo inconquistable suele ser lo más atractivo, pero no nos podemos seguir perdiendo en los ojos de esa persona que nos mira con desdén, hay que reinventar la formula de sentir y escribirnos en el corazón: “se reserva el derecho de admisión, disculpe las molestias”. Te extraño, pero no puede ser así. Por eso no puedo aceptarte de nuevo, pues me estoy cuidando más.
Si te gustó este artículo sobre la carta de despedida para un amor imposible, además te agrada escribir de diversos temas, envía un texto de prueba con mínimo 400 palabras a nuestra plataforma digital culturacolectiva.com/colaboradores y logra que más de 60 millones de personas te lean.
Te puede interesar:
El universo no siempre nos da lo que pedimos
Al amor de mi vida: no te estoy buscando pero ojalá te encontrara