Según la OCDE, México ocupa el lugar 107 entre los 108 países que más leen. Ese sitio no sorprende si se considera que ni gobernantes, maestros, familiares y funcionarios de la educación y la cultura trabajan para incentivar a una sociedad más informada. Felipe Rosete —del periódico El Financiero— asevera: “una sociedad ignorante permite que gobernantes incapaces de citar tres títulos lleguen al poder y hagan lo que quieran desde él”. A su vez, Roxana Núñez —directora de Asuntos Corporativos del Consejo de la Comunicación, organismo creador y promotor de la campaña “Diviértete leyendo”— expone: “una persona que lee desarrolla comprensión lectora, enriquece su vocabulario; tiene una mejor expresión oral y escrita e incrementa su capacidad de resolución de problemas”.
Hoy, uno de los términos que con mayor frecuencia invocan los políticos mexicanos al pronunciar sus discursos es el de participación ciudadana. La democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la sociedad. Sin embargo, para que el pueblo ejerza verdaderamente el poder que les corresponde, es necesario que tome parte en las cuestiones públicas y todas aquellas que son del interés de todos. La participación ciudadana permite que las opiniones de cada uno de los integrantes de una nación sean escuchadas.
La participación ciudadana es aquella en la que la sociedad posee una injerencia directa con el Estado; asimismo, tiene una visión más amplia de lo público. Esta participación está muy relacionada con el involucramiento de los ciudadanos en la administración pública. Los mecanismos de democracia directa —iniciativa de ley, referéndum, plebiscito y consultas ciudadana—, la revocación de mandato y la cooperación de los ciudadanos en la prestación de servicios o en la elaboración de políticas públicas son formas de esta participación.
El sistema político autoritario que se consolidó después de la Revolución Mexicana empezó a tener problemas de gobernabilidad a causa de las recurrentes crisis económicas y políticas que afectaban al país; también por la poca legitimidad de la que se gozaba y por la deficiencia del modelo económico. Al entender nuestra historia y la base en la que se cimienta nuestro sistema político, podemos entender que es vital que formemos parte de un poder social en el que todas las opiniones públicas se presenten. ¿Pero qué pasa cuando no tenemos las herramientas necesarias para ejercer nuestro poder social? ¿Será que esas herramientas se encuentren en alejarnos de la ignorancia a través de la lectura?
Debemos dejar de lado las creencias en torno a la efectividad de los resultados de la democracia, ya que debido a esta postura es que no se dan los resultados que todos esperamos. A través de la formación del individuo, del involucramiento en temas históricos y políticos es que damos una verdadera voz comunal en aspectos vecinales, delegacionales, municipales, estatales y a nivel nacional. De esta manera somos parte responsable de los beneficios que nuestra participación ciudadana informada puede traer.
Tomemos en nuestras manos la parte que nos corresponde dentro de los poderes que construyen nuestra nación. Cada una de nuestras decisiones en relación con el resto de la sociedad tendrán un impacto —positivo o negativo— en el país. ¿Y qué mejor manera de tomar decisiones que desde el conocimiento que ofrece la lectura?
Además, seamos parte de todas y cada una de las participaciones ciudadanas a las que somos invitados y exhortados para brindar una opinión. Aunque pensemos que una opinión puede parecer insignificante, cuando proviene del conocimiento se convierte en un grito que el pueblo calla. Dejemos de padecer el peor mal del mundo: la ignorancia. Al no dar importancia a la lectura dejamos de ser una sociedad participativa, dejamos de tener una voz que se convierte en resolución de problemas y el mazo para exigir a las autoridades que trabajen en pro de un México verdaderamente soberano.
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Si ya estás listo para comenzar tu camino como lector, aquí te compartimos los 11 consejos que te ayudarán a leer mejor y más rápido. Además, no dejes pasar este artículo sobre los malos hábitos de lectura que debes evitar.