A veces no tenemos ni la más remota idea de cómo se siente el amor verdadero, ni lo que significa “amar”, como jóvenes creemos equivocadamente que es enfocarnos en tener pareja, esa o ese alguien que se preocupe por nosotros, nos procure y nos quiera. Sin embargo no es así, amar va más allá, no es desechar una relación porque algo no salió como esperábamos; al contrario, es luchar por hacer que funcione, claro, sin forzar las cosas. Al final todo fluye si uno así lo desea, no debemos acostumbrarnos a sobrevalorarnos y generar de un problema una guerra.
Debería ser obligatorio no quedarnos en un mal pasado, mucho menos aferrarnos a él, si tenemos un buen presente. Hay que aprender a confiar en que nadie es igual, existen muchas y muchos dispuestos a dar todo por amor, creamos en eso.
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Un buen día aparece en tu vida una persona que, sin esperarlo, cambia tu mundo y tu rumbo, te hace sentir un sinfín de emociones y sentimientos que probablemente jamás hayas sentido antes. Es ahí donde te desconciertas un poco, al ser algo nuevo puede dar miedo; sin embargo, algo en el interior te incita a que abras las puertas de tu corazón y salgas de ese nido en el que quizás hayas pasado mucho tiempo encerrado.
No existe nada más hermoso en el mundo que sentirse amado, excepto amar de vuelta. Amar es darlo todo, es caminar juntos, a su paso, pero sobre todo de su mano; es estallar de emoción al verle, al escuchar su voz. Es valorar cada segundo de su existencia; y algunas veces, explotar de risa hasta las lágrimas. Es prometer que estarán unidos siempre en el gozo y en el llanto; ir paso a paso, apoyando las decisiones mutuas o que por separado se tomen, alcanzar estrellas con las manos. Es no juzgar ni criticar, sino todo lo contrario, comprender; es esperar, querer y perdonar los enfados.
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Es agradecerle al destino, la causalidad o a lo que consideremos que ocasionó que se cruzara por nuestro camino, es valorar su existencia; y compartir cada momento, bueno o no tan bueno, al final para eso las almas se juntan, para hacer liviano lo difícil, para acompañarse en toda circunstancia. Me atrevo a asegurar que existe una increíble sensación al terminar una larga jornada laboral y saber que alguien te espera en casa; es inverosímil, tal vez, pero esa emoción que te llega al contarle cómo estuvo tu día, todo lo que atravesó en tu camino. Sin lugar a duda, es algo mágico.
Y es que cuando se produce magia, se tiene todo. Precisamente en ese punto es donde uno concluye que no se puede buscar algo con otra persona, porque tu lugar está a su lado y tienes la certeza que con nadie más funcionará de esa manera; y que al día siguiente despertaras con esa misma seguridad, de que te seguirá amando con tus virtudes, pero sobre todo con tus defectos.
Todos los días son especiales puesto que esa persona ilumina tu existir; amor es no saber si se sueña o se vive, es cumplir metas juntos como pareja. Puede que a veces nos enojemos por cosas pequeñas e insignificantes y podemos llegar a sentir celos estúpidos, todo eso es porque nos preocupa más de lo que imaginamos perder a esa persona; claro debe ser moderado, porque podríamos caer en la confusión de que amar es obsesión y no, no es así.
Debemos ser el sostén en los días en que nuestra otra mitad no pueda dar el 50% que le corresponde en la relación y nosotros seamos los que tengamos que dar un poco más, bien vale la pena, vale las ganas y el esfuerzo; amar es motivar e impulsar, es apoyar en las crisis, callar cuando es necesario sólo un abrazo y un beso para saber que todo estará bien.
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Amar es poner los “te amo” en la boca como dulces porque realmente eso dicta el corazón. Amemos siempre un poco más, seamos impulsores de la paz y erradiquemos las guerras de las relaciones fugaces. Aprovechemos la felicidad cuando se nos presenta y hagámosla eterna.
“Quien ama como yo, de verdad y con el alma, siempre quiere otro poco, es así que te quiero desde que te vi”. Julián Rivera Ramírez
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