William Faulkner lo calificó como el “padre de la literatura norteamericana”; sin embargo, Hemingway consideraba que toda la literatura moderna americana proviene de Huckleberry Finn. Amigo de Nikola Tesla, de presidentes y de la realeza europea: Samuel Langhorne, o mejor conocido como Mark Twain, no es un personaje que se toma a la ligera. Escritor, orador y humorista estadounidense, redactó grandes obras de la literatura anglosajona, por lo que se convirtió en uno de los imprescindibles de la literatura universal.
Mark Twain es conocido, principalmente, por Las aventuras de Tom Sawyer (1876) y Las aventuras de Huckleberry Finn (1884), su obra, sin embargo, es prácticamente desconocida por la mayoría de los lectores quienes pueden pensar, incluso, que era básicamente un autor de libros para adolescentes, pero esto no es así, pues cultivó ensayos y críticas, principalmente periodísticas, en las que defendía arduamente la libertad de expresión.
En el trabajo de Twain se encuentran grandes diálogos e ideas, grandes frases que el autor inmortalizó y que muchas personas han seguido como consejos de vida. Pero mientras algunos adjudican sus diálogos a importantes enseñanzas, el autor norteamericano sí dejó una serie de consejos, pero dirigidos a las niñas pequeñas, pues en ellas recaía, en 1865, la responsabilidad de forjar y formar los valores de la familia, convirtiéndose así en los mayores pilares de la sociedad.
Defendiendo su posición de libertad y escrita, Mark Twin escribió de forma sarcástica, en 1865: Consejos para niñas pequeñas, una serie de recomendaciones políticamente incorrectas en las que Twain invita a las niñas a ignorar las restricciones impuestas por la sociedad y a pensar por sí mismas, dejando a un lado las expectativas de sus mayores de un modo inteligente y pícaro.
En 1865, la literatura infantil de Estados Unidos era sobre todo didáctica, dirigida a un ideal imaginario de niños quienes, después de leer la historia, adoptarían inmediatamente a sus héroes como modelos y ejemplos a seguir. Twain, para ser escuchado y entendido, adoptó su lenguaje y humor para adultos a una publicación infantil enfocada a las niñas.
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La publicación original sucedió en 1867. El libro se presentó como una lista con los mejores consejos de Twain para las niñas, entre los que recomienda: “las niñas siempre demuestran su madurez, así que nunca debes sacar la lengua a los viejos, a menos que ellos lo hagan primero”.
147 años después de su primera publicación, la lista de consejos se retoma ahora con ilustraciones del artista ruso Vladimir Radunsky, quien es conocido por sus dibujos coloridos y sus dinámicos collages, y quien fomenta, con cierta picardía y guiado por la pluma de Twain, a pensar de manera independiente en lugar de obedecer ciegamente las normas y costumbres sociales.
Así, este divertido manual de la buena educación está relleno de la sabiduría y sarcasmo de Twain, siempre útil, aderezado con la tinta de Radunsky, de la que florecen figuras adorables que toman el escenario de 1865, en las que, por ejemplo: lo que se haga con una muñeca de trapo o un regaño del profesor, es sinónimo de inteligencia y, casi todo el tiempo, de restricción.
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