Los escritores que hablan sobre su vida en su obra, necesitan un riguroso método para poder escribir y volver a vivir. No se meten en la piel de otro personaje, abren la suya con las uñas, con dolor de revivir situaciones incomodas y memorias borrosas, y entran de nuevo en esos momentos de su vida que son tan importantes cómo para ser narrados. Henry Miller perteneció a la gran ola de escritores autobiográficos de la primera mitad del siglo XX, misma que enseñó al mundo diferentes formas de vivir la vida conservadora y tradicional a lo que muchos estaban acostumbrados.
Gran influencia para la generación Beat, Miller publicó su primer libro Trópico de cáncer en 1934, fue prohibido en su país e incluso enfrentó un juicio por obscenidad debido al alto contenido sexual en sus obras. Miller tuvo que plasmar en una maquina de escribir toda su vida para después exponerla al público. A pesar de que su objetivo en parte fue exponer la hipocresía de la sociedad en la que vivía, poner todo su pensamiento y vida en papel es mucho más difícil de lo que parece, por lo que necesitó puntualizar sus mandamientos para escribir, los cuales se mencionan a continuación:
1. Trabaja sólo en una cosa hasta que la termines.
2. No empieces nuevos libros, no añadas nuevo material a la “Primavera Negra” (segunda novela de Henry Miller).
3. No estés nervioso. Trabaja con calma, con alegría, con imprudencia en lo que tengas a mano.
4. Trabaja de acuerdo al programa y no de acuerdo a tu humor. Deténte a la hora programada.
5. Cuando no puedas crear, trabaja.
6. Cimienta un poco cada día en lugar de añadir nuevas bases.
7. ¡Se humano! Sal con gente, ve a lugares, bebe si crees que es apropiado.
8. No seas un caballo de carga, trabaja solo con placer.
9. Desecha el programa cuando sea conveniente, pero regrese a él al día siguiente. Concéntrate. Resume. Excluye
10. Olvídate de los libros que quieres escribir. Piensa solamente en el libro que estás escribiendo.
11. Escribe siempre primero. La pintura, música, amigos, cine; todo eso viene después.
Aunado a esto, el escritor también compuso su rutina diaria para explotar su productividad y creatividad.
Mañanas:
Si estás atontado, asigna notas como estímulo.
Si estás en plena forma, escribe.
Tardes:
Ve a tus amigos. Lee en los cafés.
Explora lugares desconocidos. A pie si hay lluvia, en bicicleta si está soleado.
Si estás de humor escribe, pero sólo cosas ligeras.
Pinta si te sientes cansado o sin inspiración.
Haz notas, gráficas, planes y correcciones.
Nota: Date suficiente tiempo durante el día para una visita ocasional a museos, para hacer algunos dibujos o un viaje en bicicleta. Dibuja en cafés, trenes y en las calles. No vayas al cine y sólo visita la biblioteca una vez a la semana para encontrar referencias.
Tanto los consejos como la rutinas diarias, pueden encontrarse en el libro Henry Miller on Writing, el cual aborda los temas y la capacidad de creación literaria del autor.
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Fuente: Brain Pickings