«Fue cuando lo leí que entendí que yo debía escribir», dijo Gabriel García Márquez respecto a la obra de William Faulkner, de la cual obtuvo una notable influencia antes y durante su carrera como escritor. Faulkner creó un lugar ficticio llamado Yoknapatawpha County, condado ubicado en el noreste de Mississippi, donde transcurren varias de sus historias. Este universo cerrado y personal llevó al colombiano a la creación de Macondo, sitio en el que confluyen sus personajes y obras principales.
Sin proponérselo, William Faulkner es de aquellos autores y personas que te invitan a soñar y a conseguir lo que quieres. Lo logró con García Márquez a través de su literatura y lo consigue con otras personas a través de sus palabras evocadoras: «La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen».
El escritor nacido en New Albany en 1897 está considerado por la crítica de su país como el único probable modernista estadounidense de la década de 1930. La profundidad (a veces densidad) y la riqueza léxica lo han llevado a ser catalogado como un “narrador de narradores”. Su obras El ruido y la furia (1929), Mientras agonizo (1930), Luz de agosto (1932), Las palmeras salvajes (1939) y Cuentos reunidos (1951) son clásicos de las letras estadounidenses que nos permiten ver la condición humana en sus momentos más viles, pero también más nobles.
La vida de Faulkner, ganador del Premio Nobel en el año 1949, es rica en detalles y curiosidades. Desglosamos algunas de ellas para que conozcas mejor al máximo representante de una corriente artística y estilística conocida como el American Gothic.
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Polifacético
Tuvo varios oficios y no acabó la secundaria. Se desempeñó como pintor de techos, empleado de un banco, periodista e incluso fue colaborador del servicio de correos, de donde lo despidieron por sus constantes distracciones con compañeros de trabajo.
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Lector voraz
Suplió su falta de educación formal con la lectura obsesiva de autores como Shakespeare, Tolstoi, Dostoievski, Balzac, Flaubert, la Biblia y un largo etcétera. Ellos lo llevaron a convertirse en un escritor de mirada compleja y estilo poco accesible hasta que los sentidos se van habituando a su prosa.
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Inspiración familiar
Su propia familia influyó para darle inspiración en la construcción de ciertos personajes. Su bisabuelo William Cuthbert Faulkner, constructor ferroviario además de político y militar, inspiró la figura del coronel Sartoris de su libro Sartoris (1929).
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Rompió moldes
Fue un autor adelantado a su tiempo, un visionario: inventó recursos habituales en la literatura actual como los saltos en el tiempo o el empleo de distintas voces de narradores. Eso le ganó fama, reconocimiento y sobre todo la admiración de colegas y críticos quienes vieron en él a un autor que iba varios pasos por delante de sus contemporáneos.
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Admirado y respetado
Su capacidad narrativa y su amplia imaginación le ganaron el respeto de autores como el ya mencionado Gabriel García Márquez, el argentino Jorge Luis Borges y el mexicano Juan Rulfo, quienes también se caracterizaron por usar recursos inusuales en su literatura.
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Amante del cine
Faulkner era un apasionado del cine, a tal grado que llegó a trabajar como guionista. Algunos de sus biógrafos afirman que lo hizo para formar parte de la industria mientras que otros mencionan que lo hizo por necesidad económica. Célebre fue su colaboración en el guión de la película clásica The Big Sleep (1946), basado en la novela de Raymond Chandler, junto a Leigh Brackett y Jules Furthman.
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Ganador del Nobel
Cuando obtuvo el prestigiado Premio Nobel de Literatura en el año 1949, el dinero lo llevó a crear un galardón (PEN / Faulkner) destinado a incentivar a los jóvenes que deseaban hacer una carrera como escritores. En la actualidad, esta fundación o beca continúa existiendo y promoviendo la pasión por las letras entre jóvenes talentosos.
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Desprecio hacia Hemingway
La crítica y los medios siempre hablaron de una rivalidad entre William Faulkner y Ernest Hemingway, otro de los escritores más famosos de los Estados Unidos. El primero era dueño de una pluma y una visión mucho más profunda y barroca de la literatura, mientras que Hemingway promovía el uso de un lenguaje más directo y duro. En efecto, Faulkner no tenía en gran estima a su colega, de quien dijo: «Nunca ha sido conocido por usar una palabra que pudiera enviar a un lector al diccionario». Hemingway, que tenía fama de hombre duro, respondió diciendo: «Pobre Faulkner. ¿Realmente piensa que las grandes emociones provienen de las palabras largas?».
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Amante de las pipas
Los limpiadores de pipas eran los objetos favoritos de William Faulkner, a tal grado que eran los únicos regalos que aceptaba en Navidad de parte de su familia. Esto lo constata el hijastro de Faulkner, Malcolm Franklin, en su libro Bitterweeds: Life con William Faulkner en Rowan Oak. Especialmente tenía predilección por los limpiadores de pipas Dill.
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Las novelas escritas por William Faulkner a menudo forman parte de los libros imprescindibles en la historia de las letras. Si aún no las has leído sería una buena idea que las consiguieras para sumergirte en una lectura compleja pero sin duda fascinante. Después de ellas puedes continuar con las 13 novelas clásicas que debes leer ahora mismo y complementar tu pasión lectora con los 47 libros que debes tener para decir que sabes de literatura.