¿Cuántas veces has mostrado todo lo que realmente eres, lo que habita dentro de ti? A continuación te compartimos un cuento de amor y erotismo, “Ariana y el anacronismo”, para dedicar a quien te hace mostrar todo lo que eres.
ARIANA Y EL ANACRONISMO
No sabría decir, mujer, si eres eso divino alguna vez oído que hay más allá, pero me haces sentir aquí. Más que nunca te amé, más que nunca te noté tan viva; en ese momento aprendí a inhalar la vida, supe amar, nunca tuve tanta paz en mí. Poesías escritas en la eternidad, momentos que son vida. Ínfimo toque de realidad que dilucidé al oírte, rozar tu piel pálida y sonreír mientras se volvía carmesí. Sólo verte, lo imperativo de querer explorar las penumbras de tus penas en lo divino de tu creatividad; la dialéctica de temas que nos nutrían en noches de par de almas en epifanías donde ahora sólo escucho sinfonías que me susurran tu nombre y anhelan que no te olvide. Y yo ebrio de recuerdos les relato que jamás lo haré, que tienes la cualidad de no hablarme, pero lentamente aniquilar el alma que nutre esta sencilla materia.
Tenerte fue navegar en el pecado, eres hasta prohibida. Habitamos en el otro, divagué en tu piel por un pequeño instante o ahora así se siente. Esto debe sentir un adicto a las drogas, ese pequeño universo de satisfacción y placer, dualidad entre lo divino y lo terrenal. Divorciarme de la razón en pensamientos que socavan el alma al recordar tu simetría y un tanto más.
Musa de pecados incautos, quiero tus jadeos en mi cuello, nuestras crisálidas lívidas vertiendo el sudor que ocasos atrás querían mezclarse teniendo la esencia de la culpa. Ahí estarás, y nuestros seres se llamarán danzando en simplicidad con la muerte; entre tanto nuestras esencias ingenuas tal vez caigan en penumbras, enmudecerán el pandemónium.
Sinuosa epopeya en la simpleza de conocer una pizca de ti al ver el universo que llevo dentro. Me extravié y de forma afable sé que jamás volveré, porque te tomé y despojé de ti cada prenda incesantemente hasta llegar a ese espíritu indomable y ser todo por siempre. Aún así cada día que transcurre es una daga que el tiempo posa en mí, nuevamente como un amor platónico, esos que yacen en el cosmos. Te aprecio por escasos minutos trotando sobre mundos de noches inhóspitas. Puede que sea una hilaridad o algo ominoso, tal vez simplemente eso que un ser tan banal desea en una realidad efímera, pero me enloqueciste tanto que olvidé ser humano. Chocando en la nada al hacer bien tendremos que hacernos daño; una jocosidad longeva y perenne. Mas si alguna vez me cruzas por la calle, regálame un poco de esa enamorada que habita en mí cual ángel asesino.
Instagram del autor
Facebook del autor
Twitter del autor
Te compartimos estos poemas de tristeza, dolor y decepción. También puedes leer este poema triste para cuando extrañas a un amor.
Tú también puedes compartir tus poemas con el mundo. Envía un texto de prueba a colaboradores@culturacolectiva.com y conviértete en colaborador de la sección de Letras.