Los novelistas tienen el don de cautivarnos a través de varias páginas que describen a detalle la vida de uno o varios personajes con los que nos identificamos. Para los cuentistas el reto es más grande, pues ellos logran sintetizar en menos líneas una gran historia. Ésta se entiende con claridad y aún en la brevedad el lector encuentra alguna enseñanza importante que vuelve inolvidable aquel cuento.Monterroso es uno de los escritores de cuentos más reconocidos por todos los que buscan en sus letras un remanso de calma que alivie los dolores del alma y cierre las heridas del corazón. Otros como Julio Cortázar, quien siempre incluye algún personaje vulnerable con el que es fácil identificarse; Horacio Quiroga y sus analogías sobre la muerte; Roberto Bolaño, quien prefiere narrar breves historias en primera persona, entre otros escritores han logrado capturar en cortos párrafos la esencia de una historia maravillosa.Además de la amabilidad de sus palabras, pues siempre es agradable acercarse a una lectura breve, los cuentos nos deshielan. Aprender a dejar ir el pasado y comenzar a vivir el presente es parte de lo que un cuento nos sugiere. A amar sin egoísmo y actuar con fe es lo que distintos y curiosos personajes nos enseñan. Perdonar y perdonarnos, intentarlo siempre, valorar nuestra libertad y amar la vida, son algunas de las lecciones que en historias de una cuartilla podemos encontrar. Cuando todo parece girar en dirección opuesta a la nuestra, cuando vemos que la vida corre y nos es imposible alcanzarla; si la espalda nos pesa y el pecho nos duele, si los recuerdos nos lastiman y el futuro nos asusta. Cuando necesitamos que alguien o algo reconforte nuestro corazón roto la literatura nos regala sus letras para llenar nuestros vacíos. Es ahí cuando los cuentos nos hacen seguir adelante.
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8. “Sensini” (fragmento) – Roberto Bolaño
“Dejé pasar unos segundos, cogí la botella de coñac y la seguí. Miranda estaba acodada en la barda mirando las luces de Girona. Tienes una buena vista desde aquí, me dijo. Le llené su vaso, me llené el mío, y nos quedamos durante un rato mirando la ciudad iluminada por la luna.
De pronto me di cuenta de que ya estábamos en paz, que por alguna razón misteriosa habíamos llegado juntos a estar en paz y que de ahí en adelante las cosas imperceptiblemente comenzarían a cambiar. Como si el mundo, de verdad, se moviera. Le pregunté qué edad tenía. Veintidós, dijo. Entonces yo debo tener más de treinta, dije, y hasta mi voz sonó extraña”.
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7. “La fe y las montañas” – Augusto Monterroso
“Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios. Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio. Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe”.
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6. “El tren” (fragmento) – Raymond Carver
“El mundo está lleno de historias de todo tipo, como ellos bien sabían. Aquello tal vez no fuese tan malo como parecía. Por esa razón, apenas volvieron a pensar en las tres personas que avanzaban por el pasillo para encontrar acomodo: la mujer y el anciano de pelo blanco se sentaron juntos, la joven del bolso unos asientos más atrás. En cambio, los viajeros miraban a la estación pensando en sus cosas, en los asuntos en que estaban enfrascados antes de que el tren parase en la estación”.
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5. “Cuentosinfin” (fragmento) – Augusto Monterroso
“Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían”.
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4. “El elefante” (fragmento) – Raymond Carver
“Y fue entonces cuando volamos de verdad. El viento aullaba en las ventanillas. George llevaba el pie metido hasta el piso, y avanzábamos a todo gas. A velocidad de vértigo por la carretera en aquel enorme coche de motor rectificado aún por pagar”.
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3. “Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj” (fragmento) – Julio Cortazar
“Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo”.
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2. “Polvo y ceniza” (fragmento) – James Joyce
“Pero nadie intentó señalarle que cometió un error; y cuando terminó la canción, Joe estaba muy conmovido. Dijo que no había tiempos como los de antaño y ninguna música como la del pobre Balfe el Viejo, no importaba lo que otros pensaran; y sus ojos se le llenaron de lágrimas tanto que no pudo encontrar lo que estaba buscando y al final tuvo que pedirle a su esposa que le dijera dónde estaba metido el sacacorchos”.
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1. “La tela de Penélope” (fragmento) – Augusto Monterroso
Dice la leyenda que en cada ocasión en que Ulises con su astucia observaba que a pesar de sus prohibiciones ella se disponía una vez más a iniciar uno de sus interminables tejidos, se le podía ver por las noches preparando a hurtadillas sus botas y una buena barca, hasta que sin decirle nada se iba a recorrer el mundo y a buscarse a sí mismo.
Monterroso decía que la dificultad del cuento radica en su sencillez, pues la belleza de un relato corto es tan reconfortante como una aventura larga y excitante. La literatura, sin importar su extensión, cura cualquier herida, llena todo hueco y reaviva la esperanza de recuperar las piezas de un corazón roto.