Permitirnos querer a otra persona es el acto más honesto que podemos hacer en la vida:
Vas a dejar que te ame,
que te ame como nadie te ha amado,
vas a dejar que te llene de razones para vivir la vida,
le daré a tu sangre felicidad para tu cuerpo,
te daré planetas de poesía para dejarlos dormir en tu espalda,
sabes lo mucho que te amo,
sé el momento en que te quise desde la primera vez,
déjame amarte como nadie lo ha hecho,
llenarte los párpados de estrellas,
hacer de tu estómago una primavera,
ya sabes por lo de las mariposas en el vientre,
déjame amarte para llenarte los dedos de cometas,
para dejar caer las constelaciones en tus labios,
para darle vida a ese planeta que tienes en tu pubis,
vas a dejar que te ame como nadie te ha amado,
conmigo no le vas a tener miedo al futuro,
vamos a burlarnos de la expectativa,
vamos a mandar a la chingada el vacío,
no dejes que el tiempo se pase entre puros suspiros,
mejor dame el aire que te sobra para hacerlo poesía,
voy a amarte como nadie te ha amado,
derrotaré a tus monstruos con los dioses del Olimpo,
seré el demonio de tu infierno y el beso enardecido,
déjame encontrarme contigo como una casualidad en el tiempo,
como un momento perfecto en el cual recordar que la vida también se equivoca,
pero en nuestro momento,
a la hora en que coincidimos,
todas las estrellas se encendieron,
todos los planetas se alinearon,
los dioses se fueron de nuestro lado,
y el universo se volvió eterno,
y todo eso no puede estar equivocado,
así que déjame amarte y lo haré como nadie lo ha hecho.
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Esos poemas eróticos se los puedes dedicar al hombre cuyos besos eran balas que yo enseñé a volar.
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Las fotografías que acompañan el texto pertenecen a Lucette Romy.