Carta a un idiota
Una vez más estamos tú y yo a solas, como es mandado a hacer entre nosotros siempre, y me atrevo, sólo por una carta a revelarte todos mis secretos:
Das asco, no sirves para nada, cada gota de alcohol en tu cuerpo es como una espina más en la corona del Cristo. Confieso que me gustaría verte morir electrocutado mientras tomas un baño, o mejor aún, que una prostituta drogada te llene de plomo por no pagar nunca por sexo.
Creí que había encontrado un escape de mi hogar, un exilio a mis tormentas domésticas a tu lado, pero lo único que encontré fue una despedida a mi honor, de mis prejuicios, con cada posición en la cual tú te deleitaste de mí. No eres más que un egocéntrico ebrio con ropas tan apestosas como tu desgraciada alma. Negro, tal vez el color va tan bien contigo porque crees que eso resalta tu hombría, pero es el color del mal viviente, del pobre, del soñador adicto, como un maniático de la morfina, de la más grande escoria en la rama de las artes, me refiero al escritor.
Escribes disque poemas que merecen sólo recitarse en un funeral. Debido a la tristeza del duelo no analizaran tu pésima habilidad; cuentos que deberían estar escritos por partes en los baños públicos, para después de que alguien defeque sin haber desayunado no se sienta tan mal después de leer tu reprobable vida.
Ser escritor es lo peor que una persona puede decidir, pero lo es más estar al lado de uno, lo sé por experiencia propia, porque caes en el juego vertiginoso de la dualidad de identidad. Y lo peor que lo captas tan fácil que quieres ser uno, y llegas a escribir y a aprender un cúmulo de cosas inservibles. Por eso te escribo esta carta, maldita sea, engendraste en mí la escritura; yo únicamente fui el vehículo para que tú mismo predicaras tus propios pecados.
Escritor maldito es mucho para ti, eres un escritor, como muchos o como todos.
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¿Respuesta?
Páramos de filo-sofía seductora
Oscura tentación de las más sedientas profundidades, háblame sensual sobre la muerte pegada a mi cuerpo, mi alma como tumba resguardando tus más maquiavélicos pensares, no más miradas de nerviosismo calando desde el momento del primer choque de entidades.
Monstruo de colores oscuros que tientan con chiquilla, más tierna de exterior de sonrisa maléfica. Si las flamas de los infiernos son para pecadores y libertinos, pues arderemos, puesto que la noble tierra, que esta embellecida por moralidad hipócrita una trampa nos ha jugado.
No más sábanas húmedas atizadas de pensamientos caldeados por una incesante maquinación del incontrolable deseo que poseíamos.
Morir primero que nunca catar tu piel sobre la mía dura. ¿Escritora? Me halagarías, serías mejor que yo por el simple hecho de odiar a quien te impulsó a ese abismo, a vivir una temporada en el infierno.
Estas flores enfermizas crecen en paramos desquiciados, y en cielos rojos de dilatada abominación.
Tu nombre el título lleva.
Después del dolor (de haberte perdido)
Todas las cosas que una vez creí decir,
pero ahora sé que callar fue mi mejor lenguaje,
soy quien nunca creyó en los dos
y cuando la explosión llegó fui el primero en creerlo.
Después del dolor, la vida es la no recompensa de la soledad,
pensando lo que debía ser.
Después del dolor, me he ganado una botella de melancolía.
A veces me dejo tragar por la desesperación y la frialdad,
volteo a ver la libertad con alas hermosas y rotas,
y encuentro, de todos mis sueños, que el dolor es mi preferido.
Después del dolor, siento que puedo dejar mi vida
así que aquí estoy, tal vez pensando en ella, tal vez en lo que pudo ser, tal vez no.
Trato de ignorar que una vez me hizo sonreír
pero después de la fantasía, mi vida ya es lo que nunca demandé.
Despertar nunca fue tan crudo, ya que la pena es mi sueño.
Después del dolor, mi herida vuelve abrirse para respirar
ya no busco la tranquilidad de un placebo, prefiero el real malestar.
Después del dolor la madurez llegó, y ahora puedo dormir.
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Sabemos que los corazones rotos duelen, que en las despedidas se desprende un poco de cada uno cuando nos alejamos, por eso -y tal vez para echarle un poco de sal a la herida- te compartimos una lista de películas que demuestran que el amor puede ser atroz,