Otto Valbuena se destaca por señalar con su estilo mordaz y depurado de ripios aspectos de la vida que a simple vista parecen infértiles para la imaginación. En esta ocasión construye un poema con elementos emocionales que permean lo social desde un ángulo peculiar.
Perdidos
Primero fue el silencio.
Una paz sorda y blanca, llena de polvo, sin misterios, sin ventanas ni nadie detrás de ellas.
Luego fue la luz esparcida como un halo en la vereda.
Los más viejos iniciaron la marcha, pero hacia ninguna parte.
Deambulamos como almas perdidas en el vacío, en busca de nuestra esencia.
Minamos nuestras mentes con optimismo estancado en el viento.
Seguimos las huellas que creamos.
El mundo era una espiral sin retorno, sin principio.
Abrimos los ojos de cara al sol, tendimos los brazos sobre la arena en espera del ascenso definitivo.
Lo logramos. Lo supimos todo ese tiempo, mientras nos despegábamos del suelo.
La vida era un estado de la mente.
Y no estábamos solos.
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Las imágenes que acompañan al texto pertenecen a la fotógrafa turca Buse Yilmaz.
Puedes apreciar más de su trabajo acá.
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Insistir es el verbo. Insistir y persistir es la imagen. Insistir y persistir en la búsqueda por dominar la voz y sus elementos. Lee un poema de Milena Calello para reflexionar sobre ello aquí.