Déjame, tan sólo déjame…
Déjame tocarte con palabras, que ellas se deslicen por tu cuerpo, acaricien tu alma y te abracen en silencio.
Déjame. Déjame empezar este sueño, quiero volar de tu mano, caminar en tus besos y dormir a tu lado.
Déjame, tan sólo quiero gritarlo.
Déjame, un instante vivirlo.
Déjame, un día soñarte,
Déjame, una noche tenerte.
Tan sólo déjame…
Déjame un beso de tu boca
que despierte mis sentidos.
Déjame, un abrazo que trastorne mi cordura.
Déjame, vivir en un suspiro enamorado,
Déjame, por favor, déjame ser en tu cuerpo, cielo mío.
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Estos poemas de Amado Nervo puedes dedicárselos justo el día en que te empiece a querer esa persona que te provoca un nerviosismo incontrolable cuando la ves.
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Las fotografías que acompañan al texto pertenecen a Tezza.