¿Estás listo para aprender a ser quien realmente eres? A continuación, te compartimos “Dejar de hacer para ser”, cuento filosófico sobre la existencia, cómo llegar a entnderla y cómo ser felices con lo que somos.
DEJAR DE HACER PARA SER
Si la locura existe, seguramente aún no hay loco que sepa describirla.
No había nada alrededor, sólo la carne adherida a mis huesos y un frío paralizante. El color café de mis ojos mutaba al blanco de la escarcha que estaba bajo mis rodillas; las hojas secas crujían como las esporas que flotaban sobre la fogata. La fuerza con la que ardía la fogata frente a mí inducía a que no parara de observarla, y era en ese momento cuando los aforismos inconexos surgían. Creí haberlo vivido todo, creí haber entendido la vida humana con todo sus encantos y porquerías, creí ser un ser… Creí eso: creí ser, un ser.
—¿Y que era ser un ser? —me pregunté esa noche.
—Ser… — respondí entre resoplidos.
—¿Por qué soy? —me seguí cuestionando.
—Porque tengo algún tipo de propósito en esta vida… —respondí incrédulo.
—¿Propósito para quién? —insistí.
—Para mí —respondí desconfiado.
—¿Y quién eres tú? —me pregunté.
—Un sujeto, un individuo —me respondí cansado.
—¿Y que es un individuo? —seguí preguntándome.
—Un… No lo sé. —respondí rindiéndome.
—Eso, ese momento, esa cuestión es maravillosa, y es ahí donde empieza el SER. El no saber te hace ser un SER… un SER ignorante, un SER vacío, un SER mitológico, un SER estúpido, un SER mudo, un SER sordo… un SER que anhela existir, un SER que necesita conoSER porque sólo conociendo se siente SER, un SER que permite el vacío para no tener que llenarse de SERES y de lo que, se supone, debería SER.
—Y por qué debería ser? —me pregunté.
Las llamas de la fogata se apagaban y sentía frio, sentía el lengüetazo del vacío, sentía la impericia de la desconcentración, sentía la torpeza de mis sentidos ante el frío y sentí la ceguera. Se había apagado por completo, y ya no estaba concentrado en nada, sólo observaba los residuos de la luz que hubieron, el recuerdo de lo que vi con el reflejo del fuego. Y era así como se comenzaba a crear un SER.
No estaba concentrado en lo que suponía saber, no estaba hipnotizado por la luz y podía ver la ignorancia aún así, porque en la negruzca soledad que me rodeaba habían muchas cosas: suposiciones, mitologías, silencios, inventos, creaciones… Todas esas cosas inciertas a las que les damos un significado y una forma, todas esas cosas que vienen del propio SER, del NO SABER qué hay en la oscuridad.
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Si te gustó “Dejar de hacer para ser”, cuento filosófico sobre la existecia, y quieres leer poemas de amor y desamor, te invitamos a que conozcas a los autores de los poemas para los que se resisten a superar las decepciones y los poemas para los que no quieren olvidar.
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