Si de revoluciones se trata, los dadaístas y la generación Beat saben cómo ejecutar a la perfección tal empresa; ambas corrientes alejadas una de la otra, temporalmente hablando, revolucionaron el sentido del arte en todos sus aspectos, no hablamos sólo del artificio sino de la extensión de sus ideas al estilo de vida de sus protagonistas, sus seguidores y de las generaciones venideras.El dadaísmo dejó una gran huella en las artes plásticas como en la literatura, muestra de ello tenemos a la generación Beat que retoma conceptos o tendencias de esta vanguardia, que si bien no es una copia, es una desautomatización de dicho movimiento. Así los Beat, tal vez sin tenerlo en mente, presentan rasgos de la vanguardia más criticada por el absurdo con el cual formulaban y presentaban sus nuevos parámetros del arte. Siguiendo los mismos pasos, los Beat, van en contra de lo establecido, promueven una nueva filosofía de vida y escritura, reuniendo bajo estos preceptos a un grupo de jóvenes norteamericanos nacidos durante el primer cuarto del siglo XX, mismos que llevan como estandarte el desencanto como seña de identidad y la contradicción en sí mismos.
El dadá nació de una exigencia moral y del sentido profundo donde el hombre –centro de todas sus creaciones del espíritu- debía afirmar su preeminencia sobre las nociones empobrecidas de la sustancia humana (1), es decir, el individuo en sí mismo es lo importante y no alguna otra noción como: el nacionalismo, la familia o religión; puesto que pretende acabar con los prejuicios, con la herencia cultural, la censura y regresar al punto inicial donde todo era posible. La generación Beat –marcada, igualmente, por una guerra y la bomba atómica-, surgió de la búsqueda y la propugnación de la descentralización de las diversas instancias de poder presentes en la sociedad como lo político, religioso y sobre todo lo académico (2), promoviendo así una nueva forma de escribir y concebir la palabra, convirtiéndose no sólo en un movimiento literario, sino cultural y de vida. El término “Beat” o “Generación Beat” fue acuñado por Jack Kerouac y John Cleilon, y encabezada por Neal Cassady, William Burroughs, Huncke, Holmes, Ginsberg y Kerouac. Sus propuestas, al igual que los dadaístas, eran: la libertad, la tolerancia y la riqueza de un verdadero ideal de pluralidad. Además, la generación fue un reflejo de la desesperación frente a la sociedad en la que vivían, ya que la esencia del movimiento era desafiar la autoridad, hacer pedazos lo convencional, retar el sistema, cambiar las reglas sobre la escritura, la narrativa tradicional y la poesía, como lo hace Ginsberg en “Aulllido”. La generación Beat, así como los dadaístas, se sumerge en la bohemia, la rebeldía, el inconformismo y la búsqueda del individualismo en el ser humano; la experimentación vital de éste con lo que está a su alrededor.
Pero no sólo eso une a los dos movimientos, encontramos también -entre las líneas de uno de sus mayores exponentes, William Burroughs- una reinterpretación de aquella famosa técnica del sombrero que Tristan Tzara menciona en el apartado ocho del “Manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo”. En él nos habla de cómo crear un poema dadaísta: “Tomad un periódico. Tomad unas tijeras. Elegid en el periódico un artículo que tenga la longitud que queráis dar a vuestro poema. Recortad con todo cuidado cada palabra de las que forman tal artículo y ponedlas todas en un saquito. Agitad dulcemente. Sacad las palabras una detrás de otra colocándolas en el orden en que las habéis sacado. Copiadlas concienzudamente. El poema está hecho. Ya os habéis convertido en un escritor infinitamente original y dotado de una sensibilidad encantadora, aunque, por supuesto, incomprendida por la gente vulgar.”(3) William Burroughs en su libro “Las cartas de la ayahuasca” menciona: “Escúchame ahora. Coge esta carta. Recorta las líneas. Reordénalas colocando la sección uno junto a la sección tres y la sección dos junto a la sección cuatro. Luego léelas en voz alta y oirás Mi Voz. ¿La voz de quién? Escucha. Recorta y reordena siguiendo cualquier combinación. Lee en voz alta. No puedo por menos que oírte. No lo pienses. No teorices. Pruébalo. Haz lo mismo con tus poemas. Con cualquier poema, cualquier prosa. Pruébalo […]”(4) Burroughs desautomatiza la técnica del sombrero que entre los Beats fue conocida como la técnica del recorte o Cut-up, que se basa en recortar un texto ya terminado para crear uno nuevo a partir del acomodo al azar de las partes de éste. Burroughs junto con Gysin (pintor norteamericano), instauraron esta reinterpretación de la técnica del sombrero en “El almuerzo desnudo”.
La definición de ambos movimientos está dada por sus protagonistas, si el dadaísmo planteaba lo antipoético, Ginsberg lo lleva acabo en “Aullido”, donde rompe con las reglas de la poesía, ya que su visión es sacar a ésta del canon académico sin considerar las ideas sobre el metro y el ritmo. Pero, Ginsberg, al igual que los dadaístas, terminó siguiendo las reglas de la métrica y el ritmo por más que los repudiara y pensara que el ingrediente más importante de la poesía era la sinceridad y la experiencia de cualquiera. Como todo movimiento, éste debe tener un manifiesto y a quien lo encabece, en el caso de la generación Beat fue Jack Kerouack con “En el camino”. Este texto, sin corrección alguna -algo así como la escritura automática de los surrealistas-, se convirtió en el manifiesto de una generación y de la vida norteamericana, un manifiesto que, como menciona Tzara en el segundo apartado del “Manifiesto sobre el amor”, es: “ […] una comunicación hecha al mundo entero con la que no se pretende más que descubrir un medio para curar instantáneamente la sífilis política, artística, agrícola y literaria. Puede ser dulce o bonachón; siempre tiene razón; es fuerte, vigoroso y lógico […]”. (5)
Así, “En el camino” se convirtió en el manifiesto de la juventud norteamericana, la biblia de todos aquellos que buscaban su individualidad creando sus propias reglas, ya que logró comunicar a la sociedad la decadencia en la que se vivía y expresar que sólo en el andar, el individuo se puede separar por un instante de la enfermedad llamada razón. El dadá y los Beat generaron lo antiartístico, antiliterario y antipoético, son la negación pura de la razón y la propugnación de la libertad desenfrenada del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, la contradicción(6), y se convirtieron en un modo de vida, como lo dijo Arp sobre el dadaísmo: “Dadá fue la rebelión de los no creyentes contra los descreídos”.
Estos movimientos culturales trascendieron e inspiraron a grandes artistas de todas las expresiones, te invitamos a conocer a las 10 mujeres dadaístas que pocos conocen.
(1) Mario de Michel, Las vanguardias del siglo XX, 2ªed, trad. ángel Sánchez Gijón, Madrid, Alianza, 2002, 134 pp.(2)Pichardo, Vianey, Generación Beat, lo único que se puede hacer es lo que uno quiere, en http://www.cultura.unam.mx/contenido/mostrarContenido.html.php?op=print&id=358(3) Mario de Michel, op.cit. Las vanguardias del siglo XX, 269pp.(4) William Burroughs y Ginsberg, Allen, Las cartas de la ayahuasca, trad. Roger Wolfe, Barcelona, Anagrama, 2006, 98pp.(5) Mario de […] Las vanguardias del siglo XX, 266pp.(6) Ib., 138-139pp.