El relato empieza con Bastian, un niño que acaba de perder a su madre y es molestado constantemente por sus compañeros de la escuela. El padre de Bastian suele mostrarse poco empático con su hijo y le exige madurez inmediata ignorando por completo las emociones de su hijo en su etapa de duelo.
No obstante, con la pérdida de su madre y la nulificación de este hecho por parte de su padre, Bastian tiene que soportar a un grupo de jóvenes que lo agreden y lo humillan, el niño no cuenta respaldo físico ni emocional.
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Un libro dentro de otro libro
Cuando el protagonista, Bastian, se encuentra con el libro de La historia sin fin en una vieja librería, consigue una válvula de escape para poder acomodar sus emociones. Aquí es donde se puede comenzar a leer entre líneas, a pesar de hablar de historias épicas y fantásticas los mensajes detrás de estos son de un profundo existencialismo.
El libro de La historia interminable narra el gran problema que tiene la tierra de la Fantasía: está desapareciendo y siendo carcomida por la nada, la emperatriz infantil delega la tarea a Atreyu, un niño guerrero, para investigar las causas y como poder detener este terrible hecho.
La nada representa la pérdida de la imaginación en el sentido de incredulidad o inocencia en el mundo del adulto. El reino de Fantasía, así como las hadas de Peter Pan, existen por que se cree en ellas, basta con una gota de esperanza para que Fantasía exista.
Foto: Nostalgia is the new black
Tal cual como Fantasía requiere de la esperanza y la imaginación, Bastian utiliza su imaginación para poder refugiarse de su entorno y sentimientos, como un mecanismos de distracción y defensa, ambos luchan contra la nada que les quiere quitar la ilusión y esperanza. La estabilidad que perdió Bastian al morir su madre es igual de inesperada e inexplicable que la invasión de la nada a Fantasia, ambas situaciones van creciendo y absorbiendo toda señal de luz.
Los pantanos de la tristeza
Uno de los primeros enfrentamientos que plantea Michel Ende, el autor, es la muerte de Artax, el caballo de Atreyu, un niño que lucha para que la nada no consuma la tierra de la fantasía. El caballo cae en los pantanos de la tristeza que conforme tienen más contacto con el animal, van logrando que este pierda el interés por salvar su vida hasta que muere pese al apoyo e intención de Atreyu por salvarlo. Claramente es una metáfora muy dura de que la tristeza puede consumir vidas y quitar toda esperanza poco a poco.
Tal cual como le dice a Atreyu la enorme tortuga, Morla: «no te dejes llevar por la tristeza, ella te hundirá, tienes que seguir luchando contra la adversidad. Por muy mal que te encuentres, no te rindas, si no te hundirás. Y, sobre todo, no te dejes llevar por aquellos que no tienen la alergia de la juventud y no se paran a escucharla».
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El Comepiedras, un personaje monstruoso, tiene un corazón noble y simpático, pero desde la llegada de la nada ha perdido todo interés por encontrar las rocas más deliciosas y dedica su existencia a esperar la fulminante llegada de la nada, esperar sentado a la inevitable llegada de la muerte. Como Bastian, el Comepiedras ha dejado de realizar sus actividades favoritas (Bastian interrumpió sus clases de natación y equitación) angustiado por la presencia de la nada.
La proyección de los sentimientos
La pérdida de alegría y esperanza es una constante en la trama, un reflejo de la vida real de Bastian, quien comienza a reconocer su dolor a través de la historia y a identificar lo importante que es sobreponerse y vencer a su tristeza. Lo que su padre le pedía cuando murió su madre es que el dejara de lado sus actitudes infantiles y se reconociera como alguien más maduro, le pedía que dejara de imaginar, de creer, de soñar. Así fue como la nada, la depresión, comenzó a habitar en el corazón de Bastian, un niño con depresión como consecuencia de la muerte de su madre, sin lugar a dudas uno de los peores traumas por los que alguien tan joven podría atravesar.
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A través de la imaginación y fantasía los niños logran comunicar poderosos mensajes, con sus juegos, sueños y creencias proyectan lo que sienten, piensan, viven. Para Bastian era muy difícil poner nombre a lo que sentía, algo de proporciones infinitas y capacidad para quitar vida y alegría a un reino entero estaba endureciendo su corazón y gracias a su imaginación e inocencia tuvo la capacidad de reconocerlo y salir adelante.
En portada: Never Ending Story, Warner Bros.
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