Desnúdate en la ausencia, sólo hazlo, aprende a estar desnuda ante la mirada de todos.
Desnúdate sin temor, estar desnudos nos aproxima a ser reales.
Desnúdate y ofende al mundo con tu transparencia y divinidad.
Desnuda tu voz ante oídos indefensos y estúpidos; que sólo oyen sin escuchar.
Desnúdate ante incrédulos y supersticiosos que sólo señalan con su miedo.
Desnúdate ante aquellos que nunca lo están por el terror de perderse en sí mismos.
Desnúdate ante los injustos, demuéstrales lo que vales con tu sonrisa.
Desnúdate y naufraga en la soledad de las palabras que te acompañan y viajan por tu memoria.
Desnuda tu alma, haz parecer que existe; demuestra que vive en ti cada vez que das un paso o desafías el silencio con una frase.
Desnuda tu belleza, déjala que fluya desde tu piel hasta tu mente cuando seduces y disparas ideas.
Desnuda tu cuerpo y corre hacia adelante pisando tan fuerte que tus huellas marquen el progreso.
Estar desnudos nos recuerda que somos humanos y animales.
Estar desnudos nos reconcilia con la tierra y el universo.
Estar desnudos es estar vivos.
Por eso mírame a los ojos, siente el temor de ser real, de ser humano.
Siente mi respiración mientras se pasa la vida.
Siente la niebla a mi alrededor, contágiame de tu desnudez, contágiame de ti; desnúdame contigo.
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Las fotografías que acompañan el texto pertenecen a la artista Lina Scheynius.