Todo el tiempo nos estamos despidiendo de algo o de alguien. Y es sólo a través de esas despedidas que aprendemos a sentir, a sanar y a crecer. En el siguiente texto de Fernanda Bribiesca se hace un recorrido reflexivo a través de todas las despedidas a las que nos enfrentamos en nuestras vidas.
DESPEDIDAS DIARIAS
¿Cuántos tipos de despedidas existen? Están las despedidas de todos los días, las de “nos vemos mañana” y las de “nos vemos el lunes”. Están también las de “que tengas buen viaje, nos vemos en seis meses”, o las de “nos vemos en dos años”. Estas despedidas suelen ser fáciles. Sin penas ni complicaciones, tal vez con una lágrima o dos.
Pero hay otras despedidas, unas que nos cuesta mucho trabajo explicar y en algunos casos aceptar. Son las que se llevan muy dentro y pesan, esas de “lo intenté todo pero no puedo más” o las de “podría seguir, pero mejor ya no”. Este tipo de despedidas se las atribuyo al amor.
Al amor joven, al amor de amigos e incluso al amor viejo. Al amor que trató de ser y fue, pero ya se acabó. Son las despedidas que sufren dos personas, siempre una más que la otra, pero dos al final. “Me despido de ti porque ya no soy contigo”.
También están otras despedidas que encuentro más interesantes, y no porque sean más bonitas o más raras, sino porque la mayoría de las veces son secretas. Son de uno mismo. Estas despedidas son las que no se tienen planeadas, las que pasan en el momento menos esperado. Son de una sola persona que se despide de alguien que ya no está. Se las atribuyo principalmente al duelo.
Estas son las más difíciles, son las que te hacen crecer, son las que te rompen por dentro y ellas mismas te reparan; o mejor dicho, te enseñan a repararte. Son con las que aprendes qué hacer con todos los pensamientos y palabras que se quedaron en tu mente y que no pudiste decir. Son las que te demuestran que la vida está compuesta de despedidas inesperadas, y son las que te preparan para las que vengan. Son las que te hacen valiente.
Lo que quiero reconocer es que el aprender a decir adiós es uno de los trabajos que más nos cuesta. Pienso que si alguien aprende a despedirse de la persona que más quiere en el mundo, será capaz de soportarlo todo en la vida.
**
Escribir y leer poesía es una forma de sanar el alma. Si quieres leer más poemas de amor y desamor, te invitamos a que conozcas a los autores de los poemas para los que se resisten a superar las decepciones y los poemas para los que no quieren olvidar.