¿Qué puedo decirte? Ahora, cuando tu daño se ha quedado atrás, pero las heridas jamás se olvidaron.
Sigues viviendo, y la enfermedad con la que me infectaste hace muchos años, continúa propagándose en más personas inocentes. No has dejado de manipular las mentes hasta reducirlas y adueñarte de sus pensamientos.
Yo era un niño sencillo, soñador y muy tranquilo, pero ante todo tú siempre estabas. Al llegar a casa después del colegio no parabas de gritar tus historias; a veces reías, otras todo era llanto, y hasta en tus silencios, nunca desaparecías.
Todos te miraban, y yo era muy inocente como para ignorarte. Todo el tiempo llamándonos, y siempre te funcionaba. Me hiciste olvidar mis juguetes, por tus risas postergaba mis trabajos escolares, incluso no dormía por acompañarte en tus distintos rostros e incontables dramas.
Nunca pude dejar de verte, tenía los ojos endemoniados, completamente hundidos en ti y en todas tus historias que parecían reales. Muchas noches yo quería leer, dormir, sin embargo, tú lo eras todo.
Desde tiempo atrás conseguiste la atención de mis padres, y me los arrebataste al igual que toda mi imaginación. Por eso siempre te odié. Y cuanto más me proponía alejarme, tarde o temprano volvía a ti.
Me manipulabas, absorbías, y yo no podía escapar. Eras un imán que quemaba mis patéticas ganas de ser libre, de pensar por mí mismo.
Ya no quería verte ni sentir tu dominio. Empecé a maldecir estar en esas paredes, donde siempre reposabas preparada para condenarme a esa esclavitud, al dolor oculto que hacia explotar partes de mi cerebro.
Ahora puedo llamarme un sobreviviente, y tú eres una maldita porquería que nunca ha envejecido, ni creo que lo haga. Sigues esparciendo veneno y desdicha a todos los que sucumben a tus encantos. Eres inevitable.
Pero al pasar los años aún sigo deseando tu muerte, y te prometo que algún día cumpliré mi deseo. Despegaré tu cola de la pared y con un martillo tu rostro destruiré, hasta reducirte a pedazos y verte morir.
Acabar con la maldad, y liberarnos a todos de tu miserable existencia….
Imagen de Dan Morgan