El siguiente cuento de terror de Valmori Tinieblas te llevará a las entrañas de un misterio que se mueve entre el terror de la oscuridad y lo mostruoso.
DETRÁS DEL MANTRA
El bebé apareció en medio de la habitación. Todos mirábamos hacia fuera para ver de dónde venían los ruidos. Alfonso se percató del movimiento inusual de las paredes. Se plegaban como cortinas enloquecidas por el viento. En ese instante los vellos de la nuca se le erizaron y una sensación incómoda recorrió su cuerpo Sin saber por qué se dirigió al centro, avanzó, recogió al bebé. El pequeño olía a cereal y dormía plácidamente, estaba envuelto en blancas ropas de otros tiempos.
“¡Se los dije, no teníamos que entrar en esta casa!”. Miró a Ana y le entregó al bebé. En ese momento, de todos los rincones emanaron sollozos y bramidos. El piso de duela desgastada comenzó a crujir y las paredes que antes se agitaban lentamente comenzaron a desaparecer. Donde antes había paredes ahora, ante la mirada atónita de todos, aparecían corredores anchos, largos y oscuros.
No había nada que esperar, nada que explorar, el olor nauseabundo y la situación hicieron que todos corrieran despavoridos fuera del cuarto. La casa temblaba, colapsaba. De la oscuridad, en estampida, comenzaron a salir decenas e iban tras ellos.
De reojo Alfonso pudo ver cómo, uno a uno, sus compañeros eran alcanzados. No había tiempo que perder, la salida estaba a tan sólo unos pasos de distancia. Unos cuantos lograron salir, llegaron al jardín pero no pudieron avanzar más. Atardecía y no se les ocurrió otra cosa que meterse debajo del halo de luz triangular que reflejaba el campanario en el piso.
Con él quedaban sólo cuatro de sus compañeros. Parecía que la luz los protegía, pues los otros se acercaban y se quedaban en las sombras.
Silencio.
Ellos no tenían mirada, con sus cabezas apuntaban hacia los muchachos. Alfonso tomó a sus compañeros de las manos, dentro del halo formaron un círculo. Poco a poco de sus temblorosos labios salieron las palabras “Om mani pedme hum, Om mani pedme hum”. Sus compañeros comenzaron a repetirlo. Por un instante pareció que los otros retrocedían. Esto alentó al grupo, Alfonso gritó “¡con más fuerza!, ¡Om mani pedme hum!”.
Hasta que una risita desgarradora rompió el mantra. De las sombras con pasos lentos, facciones borrosas y el bebe en brazos se acercó Ana. Rio de nuevo y dijo “¡sólo tenemos que esperar a que oscurezca!”.
**
Si eres un amante del género de terror, tal vez te interese esta lista de las 11 películas de horror extremo que casi nadie conoce. Pero si lo tuyo es la televisión, te recomendamos estas 10 series de terror que no querrás ver a solas.