Su aroma era el de la noche,de quien no duerme,y se da un festín contra la camade no necesitar sábanas.Era el olor del placer satisfechoen la madrugada, era el aroma del momento.
Esos dedos evidenciaron el olor del deseo resuelto,y de colores pintaban uno nuevo.Llevaba un corazón en la frentey la música consigo.Era la poesía andante,esos delgados dedos temblaban.
Lentamente se coló en la habitaciónel sabor de la pasión,ese sabor que conocen los artistas,las mujeres de la noche, los amantes,los que sin preocupación le cantan a la lunacuando pasan las cantinas una a una.
Amaba con una mirada,en un abrir y cerrar de ojosel corazón entregabacomo quien sienteque le conoce desde siempreel interior del alma.
La sonrisa que cautivóhasta el último gemido,y el corazón reventó en mil pedazos.Una bomba en él estalló,al uno partir el otro se paralizó,su cerebro se congeló.
Una a una caían las gotas de la pasión,contando la historiano conocida por aquéllos quienes los esperanen otra habitación,del momento precisoen que los amantes se entregan.