Dos personas que no se dicen nada pero que se piensan en todo a la vez.
Una persona que vive el ruido ensordecedor de sus pensamientos.
Si el silencio me dirá lo que piensas, benditos sean tus sentimientos
que aunque tus actos me duelan,
me curo cada herida con la suposición de cada uno de ellos.
No me digas nada, está bien, lo entenderé,
pero si me dices todo, dímelo todo sin retener.
Apúntame con cada una de tus espinas,
clávamelas… las retengo,
sólo si al final me entregas los pétalos.
Todo lo que se pudo decir, dicho está,
¿pero a dónde van las palabras que se querían decir y no se dijeron?
¿a dónde van los sentimientos que se querían sentir y no se sintieron?
¿Acaso se pudrieron?
Si te encuentro en esta vida o en otra
te gritaré lo que siento
para que pueda dormir tranquila una vez más en mi silencio.
**
Duele cuando el amor termina y lo único que esa persona nos otorga es su indiferencia:“Que me mate de una buena vez tu maldita indiferencia”.