“Tu cuerpo es como una roca seca la cual me lastima cada vez que me engulle en la violencia de su esencia. Te digo basta pero continúas en un vaivén de azotados movimientos. Pones tu tosca mano sobre mi boca y me ordenas silencio. Me asfixia tu terquedad, tu precaria sensibilidad y el odio con que me tratas. Yo, una mujer sin fuerzas para golpearte, soy un recipiente que te guarda. Tú, el animal que me mata.
Todas las noches me empujas contra la cama y me abres las piernas. Así me paso la vida, hasta que por fin, un día, tu pene entra en mi útero ensangrentado. Lo sacas al instante y con una cara de asco y repulsión sales de la habitación para buscar el agua que te limpie de mis entrañas. Entonces yo tomo el control, soy libre de tus cadenas y todo gracias a mi menstruación. Lo que para ti es náusea para mí es vida, claro, hay dolor, pero no se compara con el que tu existencia me provoca.
Agradezco el instinto de mi cuerpo, que me permite pasar una noche tranquila. Huyes de mi sangre y yo la uso para burlarme de ti y de tu absurdo miedo. Aquí estoy, gozando de tu ausencia mientras escribo cualquier letra”.
A continuación se presentan algunos versos de distintas poetas que toman como tema principal su cuerpo y su naturaleza para reivindicar y denunciar los rechazos que han sufrido por parte de la figura masculina. Si principal objetivo es que el acto de menstruar se vea desde un punto normal y habitual. ¿Sabes cuáles son las 20 cosas que todos los hombres deberían de saber sobre las mujeres? Conócelas dando click aquí.
–
“Menstruación” – Diane Di Prima
¿Cómo perdonaré esta sangre
que no había de fluir de nuevo, sino fijarse feliz en mi vientre
para crecer, y hacerse hijo?
Cuando me envuelvo hacia ti de noche, suspiras, y te giras,
cuando me vuelvo hacia ti por la tarde, en la cama,
donde lees tumbado, me rechazas, diciendo sólo
hace calor, tengo sueño.
Convocas piquetes, hablas de violencia, provocas la sangre.
Pero sólo de mí, sangre hambrienta y sin sembrar
que debía haber sido otra.
–
“El corazón” – Amanda Durán
g
o
t
e
a
n
d
o
—Pero aquí nadie se inunda—
Perdono
perdono
perdono
(sin embargo)
entras
tu mano en mi pierna
cada una de mis piernas
hambre
(últimamente tanta hambre)
un pedazo de mi escote entre los dientes
en cada uno de tus dientes
Un pedazo de mi escote”.
–
“Diagnóstico” – Miyó Vestrini
A ver,
abre la boca.
Di aaaaaaah.
Muéstrame eso que hizo tu madre cuando eras niña.
¿Ese era todo el misterio?
¿Sexo oral?
¿Manipulaciones?
¿Tacto?
Veamos tu útero,
amplio y desfasado,
¿Cuántos niños pasaron por allí?
Los expertos te dijeron
que la naturaleza esperaba por ellos.
Pero murieron igual.
Y si sobrevivieron,
unos son tarados
otros más o menos,
todos bien planificados con la excusa de la soledad.
Tienes problemas con tus dientes,
con la lenta digestión de los indecisos,
con el crujido del hueso occipital.
Eres un paciente más.
–
Belén García Abia (texto suelto)
Te metieron las palabras por tu hendidura, eres como una gran hucha, una hucha con forma de cerda, ellas saben cuánto te van a abrir, saben cuánto te van a comer, te separan las piernas, abren tu hendidura y te mente las palabras una a una; se deslizan por tu vagina, se enquistan en tus ovarios.
Tus miomas son palabras que te metieron por tu hendidura cuando eras pequeña. Fue tu madre la primera. Fue tu profesora. Fueron tus hermanas. Tus amigas del colegio y finalmente fuiste tú. Aún no lo haces. Te sientas en el bidé, abres tu vulva y metes palabras que se acabarán enquistando.
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“Me levanto la falda y quedan restos de su barba” – Amanda Durán
Queda algo
Una mano húmeda que nadie quiso oler
o meter a la boca
un solo hueso
hay un pedazo de mí que no te ama
que se retuerce de celos cuando entras
cuando sales
y entras
que te pide que mojes mi garganta
que me saques con rabio los sostenes
haynpedazoquetemiltiplica
puedo ser tu sueño
deja mi cara blanca
toda
puedo meterte la boca
en tu pezón de ángel dormido
a pedirte que duermas todavía
a entregarte mi útero hinchado
para llenarlo de piedras
o de hijos.
–
“Usted nunca ha partido” – María Auxiliadora Álvarez
Usted nunca ha parido
no conoce
el filo de los machetes
no ha sentido
las culebras de río
nunca ha bailado
en un charco de sangre querida
doctor
no meta mano tan adentro
que ahí tengo los machetes
que tengo una niña dormida
y usted nunca ha pasado
una noche en la culebra
usted no conoce el río.
–
Belén García Abia (texto suelto)
Escribo:
Marcas de mordiscos en los pechos, en un costado.
Mordedura pequeñas, todo me hace pensar en ratas.
Mientras hablo suben por mi cuerpo y me muerden.
Una rata se cuela en mi vagina y me desgarra por dentro.
Quiero que me coma entera,
quiero que me vacíe
y así no tener que amar fuera de mí.
–
Lo único que quieren estas poetas es que los hombres no condenen su ciclo menstrual y las rechacen por sangrar. Si piensas que la sociedad no tiene ese problema debes ver las fotografías de todo lo que una mujer sangrando no puede tocar en Nepal dando click aquí. Por si esto fuera poco, existen otros problemas que las mujeres padecen día a día, conócelos aquí. También es valido querer cambiar a temas más ligeros, si quieres algo así, revisa cómo viajar con tu pareja por todo Latinoamérica con $150 al día.