De carácter fuerte, mirada penetrante, ceja levantada, estilo sofisticado e irreverente, María de los Ángeles Félix Güereña mejor conocida como María Félix, es uno de los máximos iconos del cine de oro mexicano y una de las mujeres más bellas de todos los tiempos. Encarnó como nadie más, el arquetipo de la mujer fatal y con su actitud arrogante y rebelde, rompió todos los moldes de la mujer sumisa y sometida al macho mexicano de aquellos tiempos.
La Doña nació en el rancho El Quiriego, cerca de Álamos, Sonora el 8 de abril de 1914. Sus padres fueron Bernardo Félix Flores, militar y político, y Josefina Güereña Rosas, tuvo 12 hermanos. Quienes la conocieron de niña, dicen que siempre estuvo alejada de todos aquellos clichés consideradas propias de las niñas. María fue una consumada jinete y nunca llevó una buena relación con sus hermanas.
Tiempo después, su familia se trasladó a Guadalajara donde ganó un concurso de belleza y contrajo matrimonio con Enrique Álvarez Alatorre, un vendedor de cosméticos. Fue “descubierta” por el director Miguel Zacarías, quien logró potenciar esa “apasionada frialdad” que caracterizaba sus actuaciones. Debutó en el cine en 1942, con la película El peñón de las ánimas, donde comenzó a compartir reparto con Jorge Negrete. Trabajó por toda Latinoamérica y en Europa, sobre todo en España, Francia e Italia. Títulos como Doña Bárbara (1943), Doña Diabla (1949), Tizoc (1956) y La Generala (1970) la convirtieron en un mito del cine mexicano.
María Félix tuvo muchos sobrenombres, el más famosos de ellos es “La Doña”, el cual ganó a partir de su personaje en Doña Bárbara, en 1943. “María Bonita” a partir de la canción que Agustín Lara le compuso como regalo de bodas en 1945. “La Mexicaine” la apodaron en Francia cuando llegó a Europa para hacer algunas películas, pero después de verla en pantalla la llamaron “la Plus Belle Femme du Monde” (la mujer más bella del mundo).
Pero más allá de su exitosa carrera en el cine, María Félix es un icono que desafió lo establecido y marcó a todos los mexicanos y al mundo entero. Además de su belleza algo que siempre quedará en nuestras mentes, son sus famosas frases que reflejan esa seguridad inquebrantable que tanto la caracterizaba.
“La belleza te lo da todo, pero no es todo”.
“Desde el principio de los tiempos, los hombres se han llevado lo mejor del pastel. Yo tengo corazón de hombre y por eso me ha ido tan bien”.
“Para que un hombre pueda saber cómo es la mujer de su casa necesita probar otras. También la mujer, no nada más el hombre, la cosa debe ser pareja”.
“Hay algunos (hombres) que no me convenían, unos por feos, otros porque estaban muy pobres y a mí no me gusta andar pidiendo medias”.”Si todos los hombres fueran tan feos como usted, claro que sería lesbiana”, cuando respondió a un reportero en Argentina, que cuestionó sus preferencias sexuales.
“¿Yo pelearme por un señor? ¡No! Ellos sí por mí; pero yo por ellos no (…) Yo nunca he llorado por un hombre porque en el momento en que no me quiere él, ya no lo quiero yo”.
“Una mujer original no es aquella que no imita a nadie, sino aquella a la que nadie puede imitar”.
“El dinero no es la felicidad, pero siempre es mejor llorar en un Ferrari…”.
“No es difícil ser bonita, ¡lo difícil es saber serlo!”.
“Yo seré para ti una mujer más en tu vida, pero tú un hombre menos en la mía”.
“Yo no me creo la divina garza, soy la divina garza”.
“A un hombre hay que llorarle tres días… Y al cuarto, te pones tacones y ropa nueva”.
“En la vida yo considero que el éxito es inferior a la celebridad. El éxito puede ser alcanzado por mucha gente, la celebridad te toca y está contigo durante toda la vida”.
“Vale más dar envidia que piedad”.
