“¿Por qué se quejan de su suerte cuando la puedes cambiar tan fácilmente?”
– Marqués de Sade
A lo largo de la historia de la literatura han surgido mentes que han revolucionado el pensamiento humano de forma drástica. Donatien Alphonse François de Sade, mejor conocido como Marqués de Sade, es una de esas mentes que construyó sobre sus obras literarias un pensamiento filosófico en el que el hedonismo es la herramienta liberadora, y en el que el cuerpo se convierte en el receptor del placer que nos hace humanos.
“Es extremadamente raro que con tantos conocimientos alguien sea al mismo tiempo tan amable. He observado casi siempre que las mujeres instruidas tienen en el mundo una cierta rudeza; una especie de afectación que hace que se compre muy caro el placer de su compañía”.
La transgresión de Sade no es sólo sexual, es intelectual y religiosa. En una época en la que la negación de Dios no era algo nuevo, él fue uno de los más duros críticos de un Dios moralista, juicioso y conservador; Sade combatió las costumbres por medio de las letras que estaban influenciadas fuertemente en la forma de actuar del Marqués.
“Imperioso, colérico, irascible, extremo en todo, con una imaginación disoluta como nunca se ha visto, ateo al punto del fanatismo, ahí me tenéis en una cáscara de nuez… Mátenme de nuevo o tómenme como soy, porque no cambiaré”.
La vida del Marqués de Sade es considerada una denigración de las buenas costumbres, y mientras su obra está repleta de erotismo y una carga sexual inmensa, logró plasmar en esas hojas reflexiones acerca de la vida, el placer, la sexualidad, la religión y más. Estas son algunas frases del Marqués de Sade que muestran que la obra del escritor es más que sexo y violencia; es una reflexión de la condición humana más explícita escondida dentro de cada uno de nosotros, es una visión de la sociedad decadente que se esconde tras cortinas de moralidad pero busca liberar sus placeres para liberar su mente.
“Los días, que en un matrimonio por conveniencia sólo traen consigo espinas, hubieran dejado que se abrieran rosas de primavera. Cómo hubiese recogido esos días que ahora aborrezco”.
“¿Imaginas cómo es el tiempo que transcurre lejos del ser amado? ¿En el que no se puede oír su voz, en el que no se puede gozar de su mirada? ¿No es pedir a un hombre que exista separado de su alma?”
“El orden social a cambio de libertad es un mal trato”.
“Vamos a darnos indiscriminadamente a todo lo que sugieren nuestras pasiones, y siempre seremos felices… La conciencia no es la voz de la naturaleza, sino sólo la voz de los prejuicios”.
“Mi desgracia no es consecuencia de mi manera de pensar, sino de la de los demás”.
“La crueldad lejos de ser un vicio es el primer sentimiento que imprime en nosotros la naturaleza”.
“La idea de Dios es el único error por el cual no puedo perdonar a la humanidad”.
“Ninguna religión vale una sola gota de sangre”.
“Pienso que si existiera un Dios, habría menos maldad en esta tierra. Creo que si el mal existe aquí abajo, entonces fue deseado así por Dios o está fuera de sus poderes evitarlo. Ahora, no puedo temer a un Dios que es o malicioso o débil. Lo reto sin miedo y me preocupa un comino sus rayos”.
“…Pero qué nos importa la opinión de la gente fría siempre que nuestras almas, más ardientes y más nobles que las suyas, sepan disfrutar de lo que ellos no perciben”.
“Nada más simple que amar el envilecimiento y encontrar goces en el desprecio”.
“En el amor, todas las cumbres son borrascosas”.
“Como las ciudades en guerra, todas las mujeres tienen un flanco indefenso. Cuando se les descubre, la plaza se rinde inmediatamente”.
“Lo que hace celoso al amante no es el afecto que siente por ella sino el miedo a la humillación pública si su querida cambiara de sentimientos hacia él”.
“Los hombres tienden a desear una mujer con cuerpo de virgen pero mentalidad de puta”.
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