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Sin vergüenza alguna
las manos famélicas
hurgan en la basura.
Buscan algo
cualquier cosa
lo que sea,
un bocado sucio
húmedo
mal oliente
que permita prolongar
la cruel agonía
aunque sea un día más.
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Ella vive
en uno de los barrios
más peligrosos de la ciudad,
en un país
con altas tasas de natalidad
de adolescentes a nivel regional.
Nunca recibió educación sexual
no consigue anticonceptivos
y los preservativos
imposibles de comprar.
Ella no quiere,
en esas condiciones
tiene miedo de volver a ser mamá,
se niega
pero su marido la obliga
todas las noches a copular.
Ha quedado embarazada
y el aborto es ilegal,
se ha metido unos ganchos
y desangrándose
fue a parar al hospital.
llamaron a la policía
la trataron como a una criminal,
ahora en la cárcel
la harán pagar
por su pobreza
por su ignorancia
por la violación de su marido
y por la indiferencia estatal.
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Su paciencia se ha terminado.
Sus opciones se han acabado.
Lo ha intentado todo
pero no lo ha encontrado.
Se dirige a la zona prohibida
esa llamada zona roja por la policía.
Camina asustada
las mujeres susurran
los hombres la miran
los guardias la espían.
Le han hecho una oferta
la mejor del día
se dirigen al callejón
a saldar la transacción
lejos de la mirada del inquisidor.
Deben hablar poco
deben hablar bajo
voltean a los lados
todo debe ser rápido,
entrega el dinero
recibe el paquete
ha comprado arroz
es su día de suerte.
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Los he visto palidecer
Los he visto demacrarse
Los he visto enflaquecer
Los he visto enfermarse
Los he visto fallecer
No fue el ocio
No fue el vicio
Fue el hambre
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Desde tempranas horas
recorre la ciudad
cansada
camina con dificultad
su entrada en la tercera edad
se comienza a notar.
No ha conseguido que llevar
a la mesa de su pobre hogar
¿Papas? Invaluables
¿Pasta? Incomparable
¿Carne? Ni lo sueñes
¿Pollo? Ni lo intentes
¿Huevos? Ni lo pienses
¿Pan? Ya no existe
¿Queso? ¿Es un chiste?
Sólo un par de plátanos ha podido comprar
ha llegado derrotada
con hambre
se pone a llorar.
Mientras
su octogenaria y senil madre
pregunta:
¿qué vamos a almorzar?
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Ernesto sufría de la tensión
el tratamiento no lo consiguió.
Andrea era operada de la tiroides
esperó, esperó,
el medicamento nunca llegó.
Daniel era VIH
no le suministraron más los retrovirales.
María tenía un trasplante de riñón
sin las pastillas
el cuerpo se lo rechazó.
Ricardo murió de una infección
se contaminó en el hospital
donde fue buscando atención.
Horacio era diabético
no pudo costearlo
murió en el intento.
Yaneth, Fabio, Rafael
a la morgue también fueron a tener,
los mató la difteria y la malaria
enfermedades hace más de un siglo erradicadas.
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Para algunos
negligencia
Para otros
estrategia
Para algunos
ineficiencia
Para otros
injerencia
Para algunos
corrupción
Para otros
manipulación
Para algunos fue
esperanza
Para otros sólo fue
venganza
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Después de una larga jornada
por un salario de hambre
y el maltrato de una igualada
Johana sale de su trabajo
con rumbo a su casa.
Espera durante cuatro horas
no hay transporte,
no le queda otra
se va a la parada de las jaulas
feas, sucias e inseguras
pero podrá llegar en la madrugada.
Tiene que viajar parada,
hacinada, humillada
pero sobre todo, asustada.
El camión va a toda velocidad
por la principal arteria vial,
ha frenado sin pensar
Johana cae en el pavimento
también dos mujeres más,
todas murieron
pero eso ya no es novedad.
Son cosas que pasan
dice por televisión
la autoridad gubernamental,
mientras recibe elogios
del señor presidente
por su apoyo, gestión y lealtad.
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Desde los años 90
no había vuelto a ver
tantos niños con la barriga hinchada
llena de lombrices
por el mal comer.
Desde los años 90
no había vuelto a ver
tantos niños sin ir a la escuela
y trabajando
por no tener que comer.
Desde los años 90
no había vuelto a ver
tantos niños en la calle
sucios, descalzos
pidiendo y robando
para comer.
Desde los años 90
no había vuelto a ver
tantos niños muriendo
desnutridos
pasmados
tullidos
por no tener para comer.
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Las pinturas que acompañan el texto son obras del ecuatoriano Oswaldo Guayasamín