Hay corazones que jamás sanan luego de haber amado, como el poema que te presentamos de Andrea Monroy:
Hace dos días me rompiste el corazón,
justo cuando todo iba bien.
Del todo llegamos a la nada,
me ensuciaste el alma.
Me tomaste de la mano para luego soltarla,
de golpe y sin más.
Jugaste a verme llorar
y ganaste.
Destrozada por tus falsos arrumacos
me sumergí en un vaso con agua.
Al lugar donde me llevaste
sin destino ahí mismo me votaste.
Pero no pasa nada,
nunca pasa nada.
Sin importar cuánto tarde
volveré sin ti y sin mí.
Arrugaste mi sonrisa
pero ya no me verás llorar.
Las cicatrices me subestiman.
Y tú me lastimas.
Así, despacio, me evaporo
como la espuma.
No te voy a extrañar
aunque me falten tus ojos,
el sol va a seguir brillando.
No será fácil.
La ruptura llegó.
Y tan sólo esta vez
el corazón va a usar pegamento.
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El proceso de olvido es uno de los más difíciles, pues nos obligamos a eliminar todo sentimiento que teníamos hacia la persona amada, por eso te gustará leer el siguiente texto “El crimen que hemos cometido ha sido olvidarnos”.