El siguiente poema de Ulises Franco hace que nos identifiquemos con la tristeza que se experimenta cuando alguien se va:
Te he dejado un alarido en la mesa,
dos cupones de camión
y el vacío de tres copas.
Poco más de cuatro cuentos de ficción
y la mitad de la mitad de veinte poemas.
Sobre la cama te dejo mi ropa y mi boca.
Algunas otras cosas.
Y bajo la mesa te dejo
las seis noches que nos cambiamos como baraja,
la carta de siete de corazón rojo.
Te dejo mi oficio y su ventaja
El resto me lo llevo.
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Antes de que se marche esa persona que amaste con locura, querrás decirle lo que significó para ti porque las despedidas poseen un olor característico que jamás se olvidan.
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La fotografía que acompaña al texto pertenecen a Maren Klemp.