La problemática del robo de combustible en México está en boga y la palabras más escuchadas, “huachicolero” y “huachicol” aparecen en titulares, noticieros y en general en el habla de la gente.
Y si bien huachicolero —a veces, guachicolero— es una palabra que según la opinión pública refiere a aquellos que hurtan la gasolina, probablemente en ningún momento te preguntaste de dónde se originó tal término, en una suerte similar a la de San Agustín, quien en términos muy básicos plantea que sabemos las cosas sólo si nadie nos las pregunta.
No obstante, en algunas regiones del país la palabra ha sido adquirida y adoptada de tal forma de que a pesar de su significado original, incluso las propias personas involucradas en el negocio del robo y venta de gasolina la utilizan para designar su oficio.
El origen de huachicol
De acuerdo con la Academia Mexicana de la Lengua, “huachicol” tiene dos acepciones:
Mientras que “huachicolero”, cuyo sufijo (-ero) indica oficio, ocupación o cargo, alude a «la “persona que se dedica a bajar fruta de los árboles utilizando un cuachicol o huachicol y al “delincuente que se dedica a robar gasolina perforando los oleoductos que la conducen”».
En un principio la palabra estaba más asociada a la práctica de diluir y vender alcohol de mala calidad que algunos cantineros solían realizar, en especial con los clientes alcoholizados con la finalidad de ganar un dinero extra. Tal significado aún se mantiene; sin embargo, el paso del tiempo y las políticas públicas han dado paso a que sea su tercera acepción la más empleada y difundida, por lo que actualmente su significado se asocia más a la práctica de robar la gasolina de las pipas o los oleoductos al tiempo que se reemplaza el líquido robado con agua.