Pocos entienden el dolor y la belleza en una rosa que lastima a cualquiera que la toque. Te compartimos “Jardín renacentista en primavera”, poema triste sobre la soledad y el dolor de herir a todos los que nos rodean.
JARDÍN RENACENTISTA EN PRIMAVERA
Los sueños se derraman entre mis pupilas taciturnas, los ecos de una ciudad en llamas, las nubes llenas de relámpagos que impactan en mis párpados, el abrazo infinito de las paredes, mi habitación de las ventanas vacías.
Los jardines brotan, renacen entre pisadas putrefactas, ¿acaso será belleza o maldición?, el césped recién cortado y las alondras revoloteando, están danzando entre los vestigios y los pensamientos inquietantes de una noche herida.
Cuánta oscuridad contiene la mirada perdida, cuánta profundidad esconde con recelo el Universo, qué tan oscuro puede manchar la soledad las almohadas donde destierro mis sueños. Todos pueden pensar que oscuridad es azabache, es tierra húmeda, pero no es así, hoy veo la oscuridad roja centellante, impactante, latente, insólita. ¿Cuánto puede herir una espina de rosa?.
Un lago o una gota de lluvia contienen el mismo secreto, el mismo sello, la abismal distancia que rasga el cielo para llegar al suelo, aquí impactó, trueno que perfora, mirada que penetra, labios que hieren y espinas que arropan el alma.
Rojo esmeralda, rojo oscuro, magenta en los pensamientos, rojo en los atardeceres que me destruyen, que hieren el día para volverlo vulnerable. No tengo idea de por qué las noches me saben más amargas, tan amargos los labios llenos de raíces.
Jardines, hojas, cerezos y manzanas, rosas, salamandras y esmeraldas. Qué común sentir la soledad negra. La soledad hoy luce roja, como las lágrimas de la tarde, como el lamento del Fénix.
Laberintos, senderos, castillo que resguarda un jardín secreto, un jardín noctámbulo donde dreno mis pensamientos, esos que mueren en la realidad agobiadora.
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La soledad es el momento en el que descubrimos que no estamos realmente solos. El ruido y vertiginoso ritmo en el que vivimos a veces nos ahoga tanto que olvidamos vivir el presente, por esa razón te compartimos las 6 lecciones espirituales que aprenderás del aquí y el ahora.