El joven autor Otto Valbuena vuelve a las andanzas con otro poema que, con su peculiar estilo literario, desborda el imaginario amoroso y erótico con frases milimétricamente construidas.
Jardines petrificados
Mi alma es como un desierto mientras te pienso
podría admirarte todo el día entre las flores
bajo el sol de tu falda
entre los jardines petrificados.
No descanso en vano
sufro en silencio, gozoso de tenerte y poseerte
con ambas manos juntas en señal de súplica
agradeciendo cada segundo en cada minuto en cada hora
en cada caricia.
Abres los caminos, creas los senderos
mientras te observo a ciegas como si te imaginara
como si existieras en mis fantasías
como si pertenecieras a la brisa de la mañana
bañada en la luz que da vida a las sombras
de tus jardines petrificados.
Eres fragmentos de un desierto esquivo
por el que deambulo taciturno en busca del sustento
la bujía vital de tus gemidos y de tus besos.
Esta sequía es un dilema, un enigma
el destello de esos jardines
petrificados en el tiempo como fotos de arena.
Eres todos los rumbos y todos los destinos
pero ningún lugar de origen porta tu nombre.
En el tiempo se pierden tus cabellos junto a mis suspiros
un hemisferio astral con piel divina color canela
un jardín iluminado por la nueva trama ultravioleta del día.
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Las imágenes que acompañan al texto pertenecen a Luca Filippini.
Puedes apreciar más de su trabajo fotográfico aquí.
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El amor es una enfermedad y lo único que podemos hacer es sobrevivir lo mejor que se pueda.