¿Por qué seguimos pensando que Hitler era el genocida más grande de la historia?
Cuando hablamos de las peores personas del mundo, el hombre del bigote extraño reluce como el peor. Su voz aún nos irrita, sus políticas y movimientos de brazos nos hacen pensar que era un sádico que nunca debió llegar al poder.
Pero así como él fue responsable de la muerte de millones de judíos y otros ciudadanos durante la guerra, Joseph Stalin podría tener un conteo de asesinatos mucho mayor y más horrendo de lo que vimos durante la Segunda Guerra Mundial. Él es un ejemplo más de un joven revolucionario que resultó ser un dictador y homicida. Y mientras que Adolf es responsable de al menos 11 millones de individuos, se calcula que el líder de la Unión Soviética pudo tener hasta 60 millones de decesos dentro y fuera de sus tierras.
Pocas veces se subestima a un líder como Stalin. En su necesidad enferma de crear el mundo perfecto, señaló al resto como una amenaza. Dijo que inocentes eran espías y dejó morir a campesinos que no deseaban la industria que proponía. Pero un hombre así no llega al poder por su visión violenta, sino por su inteligencia y manera de manipular a quienes tuviera cerca. Su mente calculadora, fría, directa y ambiciosa tuvo diferentes fuentes de inspiración y todas lo llevaron a ser tanto protector con su país, como un demonio ambicioso y frío, que no veía dolor en perder a miles de personas; siempre y cuando su legado estuviese intacto.
Entre esas inspiraciones se encuentran diferentes obras literarias que se convirtieron en sus favoritas y en textos necesarios para continuar su eterno mandato. Un estados que sólo era brillante a momentos y que eventualmente terminó disolviéndose. Estos son los libros:
Historias de Anton Chéjov
Un grande de los cuentos cortos se encontraba constantemente entre las conversaciones de Stalin e incluso hasta discursos. La influencia del autor sobre el genocida, pudo ayudarle a imaginar la pobreza y decadencia de Rusia (aportándole de una perspectiva cómoda), pero además se convirtió en su favorito por la forma de narrar. El escritor tenía una forma muy específica de causar ritmo en sus textos y se dice que esa emoción verbal se trasladó a los discursos del político. Asimismo, su imaginación y manera de crear drama eran dignos de admiración.
“El Príncipe” – Nicolás Maquiavelo
Una obra que menciona que para que un príncipe logre tener gloria y supervivencia puede justificar cualquier hecho inmoral o negativo para lograrlo. Definitivamente Stalin lo tenía contemplado entre sus lecturas. Fue una de las primeras obras filosóficas del renacimiento y su enfoque político y crudo hizo que el nombre del autor se convirtiera en un peyorativo para señalar a políticos corruptos. El líder de la Unión Soviética tomó bastante literal el texto y lo usaba para recordar el poder y su responsabilidad.
“Los hermanos Karamazov” – Fiódor Dostoievsky
Icónico autor ruso, cuya compleja mente cambió a la literatura mundial. Se dice que el gobernante alguna vez le mencionó a su hija que el autor de “Los hermanos Karamázov” era un excelente psicólogo, y tenía razón. Dostoievski veía el mundo como ningún otro hombre en su época y tuvo las agallas suficientes para retratar por completo su país durante el siglo XIX, con los rostros sucios, la avaricia, cruda soledad y falta de propósito. Stalin pudo ver por los ojos del pueblo, pero eso no le impidió cometer atrocidades con el objetivo de tener control total.
“El Paraíso de las Damas” – Émile Zola
Supuestamente, el favorito de Stalin, Zola escribió una antología entera llamada “Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio” y narra precisamente ese momento en el pasado de Rusia. Pero el trabajo no se reduce a un simple drama, Émile utiliza varias generaciones y personajes para crear una viva imagen de Rusia y hablar sobre las novedades. En este título se enfoca a las tiendas departamentales y explicando sencillamente su funcionamiento, hace una metáfora que le permitió ver a Stalin que ese tipo de sistemas eran posibles en la política; siempre y cuando sea forzado mediante amenazas y asesinatos.
“La Biblia”
Un must en la lista de la mayoría de los políticos, pero es extraño que aparezca en esta lista, precisamente porque Stalin renunció a la religión y promovió el ateísmo a lo largo de la URSS. Mandó matar a sacerdotes, predicadores y cualquier persona que fuera creyente, pero aún así usó citas en algunos de sus discursos cuando era joven. Además, le permitía sentirse dentro de los pies de quienes perseguía para comprender mejor su comportamiento y analizar las enseñanzas.
“La psicología de las masas” – Gustave Le Bron
Uno de sus favoritos, que incluso lo analizó a profundidad y escribió sobre él. La pieza, profundiza en cómo las sociedades unidas pueden ser tanto positivas como negativas para ellos mismos y en contra del gobierno. Le Bon afirma que si se usan imágenes y se crea unidad a partir de la pérdida de la lógica y la explotación del uso de los sentimientos, es posible tomar posesión de todo un pueblo sin necesidad de someterlo de manera consciente. Fue una obra importante y relevante cuando consideramos la forma de actuar del líder soviético.
“El caballero en la piel de tigre” – Shota Rustaveli
Se dice que lo leyó en múltiples traducciones e incluso ayudó a editar algunos, pues lo consideraba una obra intachable. Es uno de los poemas más hermosos de toda la historia y fue escrito alrededor del año 1200. La historia habla sobre la aventura de dos amigos Avtandil y Tariel. Se dice que el trabajo es una épica romántica que habla sobre la igualdad entre todos los hombres y mujeres, además de que presenta una visión maravillosa de los sentimientos humanos, así que es un poco extraño que Stalin haya tenido tanto aprecio por él.
Leo Tolstói era otro de sus favoritos, junto con decenas más de literatos clásicos de Rusia. Su punto de vista lo hizo desarrollar su intenso nacionalismo y una locura por crear un mundo perfecto. Logró controlar a millones de personas sólo usando su inteligencia y el poder de la literatura. Se dice que leía de entre 300 a 500 páginas al día y que eso era suficiente para mantenerlo culto.
Fuentes: Favobooks, NYBooks & Quora.