En este poema, escrito por la joven autora Alejandra Zuñiga, se condensan unas claves valiosas sobre el amor propio. En él Zuñiga reflexiona, a modo de confesión, en aspectos de la vida, cuyo contexto es el autodescubrimiento. Disfrútalo.
Y me encontré por fin
no puedo decir que del todo
es un límite constante el que he descubierto
que mi mente tiene
obstáculos mentales les dicen.
Y yo, bueno, en lugar de ayudarme
a veces empeoro las cosas,
mi paz interior en lo que trabajo a diario
no es más que aceptarse como eres
la belleza se termina pero
los ideales, el conocimiento
y la educación prevalecen
no puedo seguir modelos
que me digan qué hacer y qué no
es duro combatir con la sociedad
en estos tiempos
en el que si no tienes un “outfit”
agradable no te mereces la mirada
de la persona que te gusta.
Y ¿por qué no nos vamos a un lugar
escondido de la Tierra
en el que dejemos de preocuparnos
por el qué dirán?
Caminar por la vida
sin celulares ni dietas
sin estrés y sin jornadas laborales
hagamos lo que nos gusta
olvidemos las deudas
aventemos el ego
convivamos con nuestra humildad
sin prejuicios
sin tiempos
sin materialismos
sólo nosotros…
Cada uno experimentando cosas nuevas
duraderas y llegadoras
de esas en las que encuentras
la sencillez de la vida
y sólo cuestionar el interés
de ser la esencia
de disfrutar de la vida
porque al final de la vida
no importa cuánto ganaste
o qué promedio obtuviste
ni cuánto alcohol bebiste
y mucho menos qué drogas
te metiste…
Si no el valor a la vida que tú mismo
construiste
porque si no te encuentras
entonces la felicidad no existirá en
tu viaje de la vida en la que solo tenemos un
sólo boleto…
*
Las imágenes que acompañan al texto son propiedad de Cris Romagosa.
***
Nada es igual después de cruzar el umbral de la inocencia, el dolor y el placer. Incluso puede llevarte a la locura.