En trance de una discusión interna entre lo que quieres y los medios con los que cuentas para llegar a ello, surge una interrogante: ¿Lo buscas o lo encuentras?… Callas mientras aterrizas la idea; la respuesta te persigue, te hunde, estás en un estado de “ahogamiento”. Transcurren varios minutos y te encuentras en un silencio absoluto, abrumador, tal cual lo describiría una persona fatalista. En menos de un minuto regresas a tu realidad, aquel lugar desconocido y a la vez tan cotidiano y superficial. Te miras al espejo, levantas los hombros y, entre murmullos, vomitas la frase: “La Esperanza es lo último que muere”.
¿Qué es la Esperanza? ¿De dónde proviene? Si damos un breve repaso a la mitología griega, Pandora fue la primer mujer hecha por orden de Zeus para introducir males en la vida de los hombres, después de que Prometeo, yendo en contra de su voluntad, les otorgara a los mortales el don del fuego.
Siguiendo las órdenes de Zeus (padre de los dioses y los hombres), Hefesto (dios del fuego) moldeó el cuerpo de la mujer con arcilla. Tenía la figura de una encantadora doncella, semejante a la belleza de las mortales. Atenea (diosa de la guerra, civilización, sabiduría, de las artes, de la justicia y de la habilidad) la vistió elegante, Afrodita (la diosa del amor, la lujuria, la belleza, la sexualidad y la reproducción) le dio belleza y Hermes (dios mensajero) le otorgó la facilidad para seducir y manipular. Dotada de todos los dones posibles, Zeus le obsequió la máxima cualidad que podía poseer: la curiosidad. Después, decidió enviarla a casa de Prometeo.
Epimeteo, hermano de Prometeo, se enamoró perdidamente de Pandora y decidió tomarla como esposa.
Lo que él desconocía era que Pandora, bajo su delicada belleza, guardaba consigo una caja que contenía todos los males capaces de contaminar el mundo de los terrenales por medio de desgracias, y bienes, uno de ellos era la Esperanza.
Pandora, víctima de su curiosidad, decidió abrir la caja, lo que originó que todos los males escaparan y naufragaran por el mundo asaltando a los mortales. Los bienes subieron al Olimpo, y allí se quedaron junto a los dioses. Asustada, Pandora cerró la caja de golpe quedando dentro la Esperanza, la única que podía salvar a los hombres.
Pandora no pudo soportar la culpa y corrió hacia los hombres para aliviarlos, hablándoles del bien que aún permanecía dentro de la caja y consolándolos con la idea de que habría momentos en que podrían perderlo todo, menos la Esperanza.