El 23 de Julio de 1939, a un mes de que Hitler invadiera Polonia, un amigo suyo le mandó una carta, ese hombre era Gandhi. En un intento por evitar una guerra que en palabras del líder pacifista “podría reducir la humanidad al estado salvaje”, mandó esa carta a Europa. Hitler nunca la recibió y después comenzó uno de los peores periodos en la historia de la humanidad.
Las cartas son un registro importante para el estudio de la historia e incluso puede ser un interesante estudio de la cultura. Eso es lo que pensó Shaun Usher, publicista que se ha dedicado en los últimos años a recopilar cartas que se han enviado grandes personalidades de la historia. Muchos conocen las cartas “sucias” que le mandaba James Joyce a su esposa, o la correspondencia entre Federico García Lorca y Salvador Dalí, que evidenciaban algo más que una amistad platónica. En el blog de Usher, que hace poco fue convertido en un libro, se encuentran muchas cartas de gran interés histórico, cultural o que simplemente son una divertida anécdota de la vida privada de algunas celebridades del pasado. Aquí te dejamos un poco de esa correspondencia.
Jack el destripador al señor Lusk
El asesino que demostró que el siglo XX no era una época de progresismo sino de decadencia humana envió a la policía de Londres una carta en la que les explicaba el regalo que les enviaba.
“Sr Lusk: Caballero
Le envío la mitad del riñón que le saqué a una mujer, lo he conservado para usted el otro cacho lo freí y me lo comí y estaba muy rico. Puedo mandarle el cuchillo lleno de sangre con el que lo saqué si espera un poco más.
Atrápeme cuando pueda señor Lusk”.
Sopa Campbell a Andy Warhol
La mejor estrategia de marketing que alguien nunca pensó para una marca de sopa. Las ventas de Campbell deben haberse incrementado masivamente para que los directivos de Campbell, en especifico William MacFarland, director de marketing de la empresa le mostró su agradecimiento con una carta y una caja llena de las ahora icónicas sopas.
“Querido Sr. Warhol:
He seguido su carrera desde hace algún tiempo. Su trabajo ha suscitado un gran interés aquí en Campbell Soup Company, por razones obvias.
En algún momento incluso deseé adquirir uno de sus cuadros con la etiqueta Campbell Soup, pero me temo que se han vuelto demasiado caros para mí.
Aún así, quería decirle que admiro su trabajo y en vista de que le gusta nuestra sopa de tomate, me tomo la libertad de enviarle a esta dirección un par de cajas de nuestra sopa de tomate.
Le deseamos que su éxito continúe y buena suerte.
Cordialmente,
William P. McFarland
Jefe de Marketing”
Jack Kerouack a Marlon Brando
El escritor “hipster” por excelencia no tenía nada en común con los hipsters de hoy, excepto tal vez en esta carta. El escritor sabía quién movía realmente los cables en Hollywood. En lugar de llevar su proyecto con los grandes productores, el escritor que comenzaba a ganar popularidad por su novela más famosa On the Road, decidió enviarle una carta a Marlon Brando para comentarle los planes que tenía para su libro, la adaptación que quería que Brando protagonizara y el futuro del cine y teatro estadounidense.
“Apreciado Marlon:
Rezo por que compres En el camino y la conviertas en una película. No te preocupes por la estructura, yo sé cómo condensarla y reordenar la trama un poco para darle una estructura perfectamente aceptable para una película: convertirlo todo en un solo viaje, en vez de la suma de viajes del libro, que van de costa a costa, un solo viaje de ida y vuelta, de Nueva York a Nueva Orleans, pasando por Denver, Frisco y México, y de vuelta a Nueva York. Ya me imagino las bellas tomas que se podrían filmar con la cámara en el asiento delantero del coche, mostrando la carretera (día y noche) que se extiende ante el parabrisas mientras Sal y Dean cotorrean. Quería que interpretaras ese papel porque Dean (como ya sabes) no es un colgado fanático de los coches, sino un irlandés inteligente de verdad (jesuita, de hecho). Tú interpretas a Dean y yo a Sal (la Warner Bros propuso que yo interpretara a Sal) y yo te enseñaré cómo se comporta Dean en la vida real, no podrías ni empezar a imaginártelo sin una buena imitación”.
Fidel Castro a Franklin Roosvelt
Era 1940, Fidel Castro era apenas un preadolescente que buscaba conseguir algo de dinero de una forma poco convencional. 10 dólares eran mucho más en ese entonces, y aunque Castro tuvo una turbulenta relación con los futuros presidentes estadounidenses, se puede ver que sentía un enorme aprecio por Roosevelt.
“Santiago de Cuba
6 de noviembre de 1940
Sr. Franklin Roosvelt, Presidente de Estados Unidos.
Mi buen amigo Roosvelt, no sé muy inglés, pero sí sé bastante para escribirte.
Me gusta oír la radio, y estoy muy feliz, porque oí en la radio que serás presidente por un nuevo (período).
Tengo doce años. Soy un chico, pero pienso mucho, pero no pienso que escribo al presidente de Estados Unidos.
Si quieres, dame un billete de diez dólares verde americano, en la carta, porque he visto nunca un billete de diez dólares verde americano y me gustaría tener uno.
Mi dirección es:
Sr. Fidel Castro Colegio de Dolores Santiago de Cuba Oriente Cuba
No sé muy inglés, pero sé muy mucho español, y supongo que tú no sabes mucho español, pero conoces mucho inglés porque es americano, pero yo no soy americano.
(Muchas gracias) Adiós. Tu amigo,
(Firmado) Fidel Castro
Si quieres hierro para hacer tus barcos yo te enseño las (minas) de hierro más grandes del país. Están en Mayarí Oriente Cuba”.
Elvis Presley a Richard Nixon
En 1970, Elvis Presley ya había visto pasar sus mejores días. Pero el nacionalismo de este hombre siempre fue latente; estuvo en el ejército y amaba a su país, por lo que incluso le mandó una carta al presidente en turno, Richard Nixon, para prestar sus servicios de cualquier forma posible.
“Estimado señor presidente:
En primer lugar me gustaría presentarme. Soy Elvis Presley y le manifiesto mi admiración y el profundo respeto que me merece su cargo. Hace tres semanas hablé con el vicepresidente Agnew en Palm Springs y le transmití mi preocupación por nuestro país. La gente del mundo de las drogas, los hippies, el SDS, los Panteras Negras, etc., no me consideran su enemigo o, como lo llaman ellos, el establishment. Yo lo llamo América y lo amo.
Señor, puedo ayudar a mi país, y para ello haré cuanto esté en mi mano. No tengo otras inquietudes o motivos que no sean ayudar a mi país. Así pues, no deseo recibir título ni nombramiento alguno. Puedo hacer más, y lo haré, si actúo como agente federal por mi cuenta, y echaré una mano a mi manera, comunicándome con personas de todas las edades. Antes que nada soy artista, pero sólo necesito una acreditación como agente federal”.
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Fuente: El País