Los fracasos en el amor pesan tanto que muchas veces nuestro pecho pierde las ganas de volver a querer:
Habría que explicarle a esta tristeza vieja que
no podemos sumarle dos nombres
a su historial de hombres-que-se-van y hay que olvidar.
Habría que explicarle a la piel que jamás
podrá volver a sentir el roce de dos pelvis
muy distintas entre ellas
de dos pelvis que cabalgan a ritmos distanciados
dos pelvis que poseen proporciones desiguales
Habría que explicarle al corazón que
no se puede comenzar a amar a dos hombres que
sólo se aman a sí mismos.
Habría que explicarle a la necesidad de
sentir que los fracasos también son una forma
de aceptar la partida.
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Las despedidas duelen, aceptar que ya nada será lo mismo es más complicado de lo que parece, y quizá pienses: "Ojalá me hubiera gustado decirte que quiero ser la mujer a la que ames, y no tu mientras tanto".
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Las fotografías que acompañan al texto pertenecen a Mauricio F. Corridan.
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