Katherina Hetzeldorfer fue juzgada y después ahogada en el río Rin por un crimen que en 1477 ni siquiera tenía concepto o nomenclatura alguna; así comienza esta historia y nuestro recuento para hablar de literatura lésbica. Para hablar sobre la valentía, el orgullo y la supuesta vergüenza de sentirse atraído por alguien “prohibido”.
Según registros, Hetzeldorfer se había trasladado a la ciudad de Speier, desde Nuremberg, con una mujer que, durante el juicio, la acusada dijo que era su hermana. Ambas habían vivido tranquilamente en Speier durante dos años, hasta que ésta fuera arrestada por llevar una relación ante la comunidad como la de “un marido y de una esposa”, cuentan los archivos. Después de su acusación y juicio, Hetzeldorfer reveló que la mujer no era un familiar, sino alguien con quien sostenía una relación íntima desde hace ya largos años.
Hetzeldorfer fue descrita por testigos femeninos «como un hombre en el físico y el comportamiento, de carácter sexualmente agresivo y una pasión potente»; Hetzeldorfer fue acusada de actuar como un varón e incluso de utilizar instrumentos fálicos para hostigar, arrinconar y tratar de intimar con las “víctimas”. Dadas las transgresiones de género que Hetzeldorfer llevó a cabo, además de tener un vínculo amoroso y sexual con alguien de su mismo sexo, fue condenada a muerte por ahogamiento.
¿Hemos superado estos problemas de aceptación a la diversidad? ¿Las mujeres que aman a otras mujeres no se enfrentan más al desprecio de la sociedad? De entre todas letras de la comunidad LGBT+, la correspondiente a “lésbico” es una de las más insultadas, menospreciadas y, de hecho, menos citadas en la cultura popular, debido a la carga ofensiva que nunca ha podido perder.
Así como Hetzeldorfer y otras lesbianas contemporáneas, mujeres que día a día luchan por su visibilidad y libertad, existen otros personajes en nuestra historia que no necesariamente son reales. Basta con que miremos hacia la literatura y los guiños que las letras clásicas –o actuales– han dado a los amores nefandos y al erotismo entre iguales.
El precio de la sal (1952)
Patricia Highsmith
Bajo el nombre de Claire Morgan, para no tener más conflictos de los que ya le acechaban, esta escritora nos regaló una de las novelas más ricas en el mundo, si es que buscamos un relato de amor que mezcla una suerte de thriller psicológico con escenarios distópicos. Esta novela es mejor conocida por haber sido la inspiración directa para el filme Carol, que protagonizó Cate Blanchet.
El color púrpura (1982)
Alice Walker
Esta obra de Walker, quien inició su carrera escribiendo poesía, es también un clásico gracias a su adaptación al cine. Se trata de la historia de una joven mujer negra en lucha no sólo contra el racismo de la cultura blanca, sino también contra las actitudes fomentadas desde el patriarcado negro y las opresiones en contra de la mujer que se sale de las normas.
Media hora más contigo o Desierto del corazón (1964)
Jane Rule
Una de las historias parteaguas en la literatura gay y el cine de temática; un relato que mostró por primera vez en mucho tiempo, la idea de que dos mujeres podían tener un final feliz en una relación amorosa vigilada por el ojo inquisidor de los conservadores.
Soy una mujer (1959)
Ann Bannon
Una pulp fiction como ninguna otra. Segunda parte de la serie The Beebo Brinker, esta novela fue –y es– una bocanada de humo rosa para quienes gustan de relatos realistas, redacciones impresionantes, descripciones eróticas al detalle, personalidades intrigantes, escenarios misteriosos y un hilarante rechazo a la heterosexualidad normativa.
Tu nombre escrito en el agua (1995)
Irene Gonzáles Frei
Ganador del XVII Premio La Sonrisa Vertical de narrativa erótica, este relato da testimonio de un amor vertiginoso entre las grietas del dolor y el desconsuelo que unirá para siempre a las protagonistas tanto del libro como de la vida que inspiró su escritura. Un must para ver con ojos actuales a la lesbiandad del tardío siglo XX.
Beatriz y los cuerpos celestes (1998)
Lucía Etxeberría
La novela viaja del presente al pasado explicando la evolución y las etapas de la vida de su protagonista, Beatriz, y aborda temas como la drogadicción, la sexualidad y el amor desde un punto crítico sin igual. Desde una perspectiva que hoy todo millennial debería leer para encontrarse con tres de las grandes premisas en nuestra generación: el placer debe conseguirse ante todo, la compulsión no es desdeñable y los amores no necesariamente tienen género.
Desconocidas y fascinantes (2013)
Thais Morales e Isabel Franc (eds.)
En una suerte de revisionismo histórico y apertura de aristas nunca antes vistas, las editoras de este libro compilan 63 minibiografías de mujeres que en algún momento de sus vidas han tenido relaciones afectivas o sexuales con otras mujeres, y cómo esto cambió tanto sus vidas. Una narración humana en sentido social o político.
Estos libros, sí son para aquellas quienes no se avergüenzan jamás de amar a otra mujer, pero sobre todo, para que el resto de sus lectores entiendan –o entendamos– los significados y orígenes de la homofobia y por qué aún cuando parezca que hemos alcanzado la igualdad entre sujetos nos siguen llegando noticias de odio, agresiones y estupidez. Para reflexionar profundamente, así sea desde la ficción, en torno a la diversidad en el cuerpo y mente de las mujeres.
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