El Index librorum prohibitorum, “Índice de libros prohibidos”, es una lista de aquellas publicaciones que la Iglesia católica catalogó como libros perniciosos para la fe; además, establecía, en su primera parte, las normas de la Iglesia con respecto a la censura de los libros. El índice fue promulgado por primera vez a petición del Concilio de Trento por el papa Pío IV el 24 de marzo de 1564. Pero esta no ha sido la única ocasión; el mundo de las letras se ha enfrentado a la censura a lo largo de la historia;la quema de libros fue, también, una práctica muy extendida por razones ideológicas, religiosas, morales o políticas y muchas generaciones han sido testigos de este atentado contra la libertad de expresión.
Sobre el infinito Universo y los mundos fue quemado, junto con su autor: Giordano Bruno, por la iglesia, pues las teorías cosmológicas presentadas en su obra superaron el modelo copernicano; propuso que el Sol era simplemente una estrella; que el Universo contenía un infinito número de mundos habitados por seres inteligentes y propuso, en el campo teológico, una forma particular de panteísmo, lo que difería considerablemente de la visión cosmológica sostenida por la Iglesia católica.
En esta lista presentamos algunos de los muchos libros que fueron prohibidos. Sorprende descubrir que algunos autores que hoy consideramos básicos y de obligada lectura fueron víctima del escándalo y la reprobación.
Esta lista la encabeza la ironía, un libro sobre la censura fue censurado: Fahrenheit 451, de Ray Bradbury tuvo una edición que el autor no había autorizado. En 1967 el texto omitió las palabras “maldito” e “infierno”. Esta fue la razón, y no la historia, lo que hizo que este clásico tuviera dos versiones.
Charlie y la fábrica de chocolate, de Roald Dahl, fue censurada durante muchos años porque sus personajes eran negros. En 1964 se publicó la versión en la que los oompa-loompas eran pigmeos africanos, pero en 1073 se convirtieron en seres fantásticos de piel y cabellos claros.
El maravilloso mago de Oz, de Lyman Frank Baum, fue el clásico infantil prohibido en muchas escuelas y bibliotecas acusado de fomentar el negativismo y la brujería.
En 1961 Roald Dahl escribió uno de los clásico infantiles más exitosos de todos los tiempos: James y el melocotón gigante, aquella historia del niño huérfano quien inicia un viaje fascinante montado en un melocotón gigante, fue censurado por que, se dijo, promovía las drogas, la violencia, un lenguaje inapropiado para niños y la desobediencia hacia los adultos.
Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift. Aunque se le ha considerado con frecuencia una obra infantil, en realidad es una sátira dela sociedad y la condición humana, camuflada como un libro de viajes por países pintorescos. Publicada en 1726, fue censurado en muchos países por los temas de corrupción política, sentimientos anti-guerra y las injusticias de la colonización.
Hamlet, de William Shakespeare, fue prohibida en Etiopía en los años 70, aunque nunca se han dicho los motivos específicos de esta censura, se ha relacionado con la redada que se llevó a cabo tras el golpe militar de 1974, en la que se prohibió todo lo que no apoyase al nuevo gobierno: prensa, libros y canciones se censuraron sin piedad. La puesta en escena de la obra de Shakespeare fue vetada en 1978, (¿quizá por la alusión a un gobierno ilegítimo?), y su director, el entonces ministro de Cultura Tsegaye Gabre Medhin, perdió su trabajo.
Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll. En 1931 el gobernador de la provincia de Hunan, en China, prohibió las aventuras de la rubia Alicia porque “los animales no deben usar el lenguaje humano, ya que es desastroso poner a los animales y a los seres humanos al mismo nivel”.
El Señor de las Moscas, de William Golding. Esta es la primer y más célebre novela de William Golding. Publicada en 1954, se considera un clásico de la literatura inglesa de postguerra.
A lo largo de toda la novela Golding explora dos temas en particular: la civilización contra la barbarie y la pérdida de la inocencia infantil. Al ser una alegoría de la naturaleza humana, cada personaje representa diferentes aspectos de las personas. Ralph, el orden y la civilización. Piggy, la razón y cordura de la sociedad. Jack, el deseo de poder y la maldad. Roger, la crueldad y el sadismo en su mayor escala. Simón, la bondad natural del hombre. La oposición a este libro es en gran parte debido a la escena de “violación” (la cacería del puerco) y a la idea de que los seres humanos son salvajes.
Las aventuras de Sherlock Holmes, de Arthur Conan Doyle. Las aventuras del famoso detective inglés fueron prohibidas en la Unión Soviética por ocultismo; no por la temática del libro, sino por las creencias esotéricas de su autor.