Era alguien, a alguna hora, en algún lugar, escuchando el ruido de la lluvia golpeando su cabeza. Ésta caía con gran ímpetu. La nube se había desmoronado sobre la tierra y él se encontraba, como dije, en algún sitio entre la tierra y aquella masa acuosa. Su sensación no es importante pero sí el hecho de que las gotas se estamparan sobre él. Le daba igual si tenía frío, si su ropa se mojaba, si un coche le atropellaba o si alguien le estaba buscando, ya dije que era alguien en algún lugar a alguna hora.
No es que yo, como narrador, no lo sepa o quiera omitir dicha información porque no me interese o quiera hacer intrigante este relato, es que simplemente ni ese alguien lo sabe. Es tan irrelevante su mera existencia que ni la conoce. Es más, no sé si alguna vez la supo o simplemente se le olvidó usarla, lo único que sé es que no le importaba, simplemente estaba centrado en aquella nube desplomándose sobre él, sintiendo cada gota cayendo con ferocidad sobre su cabeza desprotegida. A veces pienso que aquella persona sólo corroboraba su existencia al sentir el agua caer sobre su cuerpo.
Tanta insensibilidad e inhumanidad que nos volvemos neutros, no de pensamiento sino de existencia. Pero bueno, esto es sólo una reflexión, es decir, algo irrelevante… como aquella persona.