Cuando menos lo esperamos, lo buscamos, o lo ansiamos, el amor aparece de la nada; desde lo imperceptible y sin avisar, pues la pureza del amor no puede ser corrompida cuando ambos se quieren:
Lo conocí como se conocen los milagros, cuando la fe muere.
La mía había muerto desde hace tiempo, sin querer me volví la persona más egoísta; la que no tenía tiempo para nadie, la que se había imaginado una vida entera en completa soledad y se conformaría felizmente a relaciones superficiales. Me acostumbré al estado egoísta, al que se acostumbran todas esas personas que son adictas a la soledad.
No sé en qué momento permee que las heridas marcaran tanto, descubrí todo el dolor que había cuando él llegó para curar cada una, para recordarme que los milagros existen, que el amor existe.
Una sensación extraña se apoderó de mí, me cuesta trabajo dejar de pensar en él, y quisiera pasar el mayor tiempo posible a su lado. Había olvidado por completo lo que significa preocuparme por una persona externa a mí.
La diferencia entre todas las historias que puedo contar y ésta, es que por primera vez soy correspondía. ¡Vaya secreto que me guardaba la vida! Cuando el amor te corresponde no hay prisa para amar, no existe una sola necesidad de fingir quién eres, existe la conjugación de plenitud y libertad para vivir en compañía de tu alma gemela. Decaen toda una serie de pensamientos que al final no tenían tanta importancia, pues tu mayor felicidad se vuelve esa persona, mirar sus ojos se vuelve la luz de tu día, sus brazos se vuelven el lugar más protegido del universo, su voz calma todo huracán.
Él es mi amor que calma, el que mantiene mi equilibrio, el que mi ser pedía a gritos. Es la persona que me cuestionó el ritmo extraño que llevaba mi vida y me recordó los orígenes de nacer, el único fin existente del hombre que es la felicidad. La felicidad que jamás puede ser atribuida a lo material, que no es dependiente, pero a la vez complementa.
Qué bueno que tardara lo que tuvo que tardar, pues llegó cuando más completa me siento, cuando no tengo nada que ofrecerle, pero mi amor lo hace sentir justo como yo me siento.
Llegó cuando el concepto de amor era una extraña palabra que confundía mi cabeza, con frecuencia preguntaba a las personas su opinión, tenía toda un confusión de paradigmas, sí, para mí el amor tenía que ser correspondido, apasionado, tenía que arrancarte el mayor número de suspiros, al mismo tiempo y de la misma forma, pero la gran pregunta era: ¿cómo llega? esa persona me escoge, me conquista y después yo correspondía. Para ser sincera, jamás creí en eso.
Siempre creí que el amor debía ser en cuestión de segundos, mirar y sentir. Así fue el de nosotros, él me miró, yo lo miré; el universo y el destino hicieron su trabajo. El destino nos puso en un lugar donde jamás permanecimos, donde la casualidad fluyó con naturaleza y el universo nos juntó tocando nuestros corazones por la noches, cuando más indefensos nos encontramos, nos juntó mintiéndose en los sueños de cada uno para que al juntarnos pudiéramos convertirlo en uno.
El amor tarda, porque el universo y el destino aprueban las almas que van a juntar, porque la vida te hace aprender que necesitas quitar toda persona que te resta energía y te hace vibrar en bajo. Y lo más importante, que necesitas estar completo para poder dar todo el amor que estás dispuesto a ofrecer.
Es el tiempo, el destino, el universo, un espacio y la pureza de dos personas listas para continuar un camino.
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Encontrar el amor nos llena de felicidad, así que si estás en este punto, entonces sólo se trata de alimentar y mantener eso bello que acabas de iniciar; por ello, te recomendamos estos poemas eróticos para quitarte los prejuicios y dedicárselos a tu pareja.
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Las fotografías que acompañan al texto pertenecen Laurken Kendall.