Hoy perdí todo.
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Quise fumarme hasta los dedos,
quise correr hasta quebrarme las rodillas,
quise contener los fragmentos de mi corazón.
Lo único que deseaba era volver a verte.
Pero había que estar bien.
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Había que aprender a estar viva y recordar que también se es el mar,
que no soy sólo ola, que no me puedo cansar, así me sepa ya esta historia;
hay luces que aún no han desfilado, no han cantado ni empapado el atardecer.
Ser una fuente sin reservas,
de boca en boca y sobre los tejados, eco y clamor.
Aventura feroz,
sin tocar puertos ni orillas.
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Sólo un momento de pausa, para no olvidar el calor de mi espalda.
Hoy decidí quemar las naves.
Se va todo y no recuerdo nada.
No es rubor premeditado,
fundí todas nuestras miradas en estas ganas de encontrarte en alguien más.
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A pesar de los adioses, Las ganas intactas de estar con esa persona, permanecen, y muchas veces intentamos regresar el tiempo a ese momento en el que nuestros ojos se encontraron con los suyos.
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La última imagen pertenece a la autora del poema; la primer fotografía y la de portada son de la artista Viki Kollerová, conoce más sobre su trabajo en su cuenta de Tumbrl oficial.