I
Mira la luna, gato, contemplo, desde tus ojos, un instante entre la niebla, ven, despierta sueños en mi piel, en tus muslos abordaré mi noche, ¿oyes?, un ruido de voces corre por canales subterráneos, veo hospitales, cisternas, enfermeros de almas, rezos profilácticos, pero la gente y el mar que visitan huecos de miedo por mis grutas, ¿me dicen algo?, hiberna tu pecho silencio y sol, muchacha, anda, juguemos en la madrugada con la luna, hay un espacio en blanco que espera de nuestras manos, ¿lo ves?, tocaré en ti los párpados que se abren cuando quedas sumergida en la oscuridad de las paredes, anoche soñé un río de brazos que buscaban acomodo en mi cuerpo, eres un pez entre los muros de cristal, una cabellera codiciada, un amuleto; aunque tierna y azul te deslices por los días.
II
Mariposa con llanto de luna púrpura te soñé, nadaba en manantiales de la infancia y de pronto me volví barca cruzando estanques donde conservaba los ojos, pero perdía las manos gritaste ayúdame, pero sólo viste un simulacro del fuego sobre la madrugada, desperté en otro sueño, ahí mis gestos eran un maullido encendiendo cientos de pupilas, abordas tu cuerpo y te extravías, avasallada por una labración de espuma, es el aire de las manos que eriza deseos en mi piel, jamás encontrarías tu imagen en el dédalo espejeante de los instintos, bebo los riesgos, me miro desnuda y no me abarco, tampoco lo hacen los labios que apenas te rozan y creen tenerte, sensaciones violentas me desbordan, soy libre en el incendio ligero de mis alas