la verdad se cubre de neblina
tu silueta tambaleante sobre la cornisa
ensombrece las nubes; atiborra el cielo de mentira.
Se percibe la apatía,
eclosión de sentimientos
que revienta cristales
y erosiona nuestro cauce,
la ausencia de tus labios [itinerantes]
envenena nuestras memorias.
Ya no me pierdo en tus brazos
con el vaivén del viento,
lo dice mi pecho árido
con el flagelo de guardar mi secreto.
De noches desoladas
formé un muro en el colchón
cual ladrillos apilados
unidos y sellados de conversaciones mudas
y un poco de alcohol.
Se rom-pe el cielo cayendo gotas de ironía,
rostros mojados, nuestros ojos cegados por la neblina.
Oscurecer el claro de mis párpados
para no escucharte y sentir
que el tiempo no avanza de mirarte día tras día.
no ver el sol por las mañanas
tampoco mirar el ocaso
ya que a tu lado no deja de estar nublado.