Cuando llega una pérdida, vienen a su vez un montón de preguntas. A pesar de ser conscientes del ciclo de la vida, no es fácil despedirse de las personas que dejaron huella. En este poema, Irma Herros nos cuenta su miedo de ver morir a las personas que ama e invita en el último párrafo a disfrutar de cada día.
No es NO
No estoy lista para una última caricia.
No estoy lista para peinar tu cabello y encerrarte en una caja de madera.
No encuentro la vida justa,
ni entiendo cómo la muerte se maneja.
No acepto las negaciones,
pero resulta evidente como estoy arraigada a ellas.
Hoy no me importa crear una buena línea,
no es posible complacer a todas las audiencias.
Deseo que el aire me falte antes de que me faltes en casa,
que el sismo nos entierre abrazados en una sonrisa;
que aunque la tormenta nos separe nuestras almas se reúnan,
que el futuro no sea tan cruel como hoy se pinta.
No estoy lista para borrarte de ninguna lista.
No estoy dispuesta a despertar en un mundo donde no existas.
No pretendo ser una víctima, tampoco una persona pesimista,
simplemente aquí no hay espacio para cremar tu gallardía.
Aprovéchate del tiempo, aprovéchate de tus fuerzas,
dale más espacio al gozo y una patada a las penas.
Deja que el aire te cante, que el agua enjuague tus impurezas,
para que tu consuelo y esperanza mantengan viva la mía.
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Las imágenes que acompañan al texto pertenecen a Eduardo Espinoza Sánchez.
Puedes apreciar más de su trabajo fotográfico aquí.
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Cuando nos encontramos en una situación que no parece tener claridad, a veces sólo es necesario que alguien te aconseje, así que: “Di todo sin reserva porque yo no sé querer a medias”.