Dice que son hermosas y por las noches se pueden admirar. Su belleza deja suspiros, cargados de felicidad y reflexión. La perplejidad con la que te atañe el sentimiento es indescriptible. Algunas se trazan en figuras, embellecidas por el sentir de la ocasión, dando paso a las quietudes de la vida, mismas que subyacen al mirar el cielo.Están ahí para que las miremos cuando las necesitamos. Vienen y se van por un instante, nunca nos abandonan. Podrán desaparecer por el esbozo de un mal clima, pero si tenemos la agudeza de sentirlas, ahí estarán, acurrucadas en un lecho de flagrantes miradas. No descansan, no sufren, sólo son un consuelo para nosotros. Una forma de disfrutar su presencia. Cada noche cambian de lugar. Cada alma es un reflejo del resplandor que se vislumbra, y cuando esa alma se apaga, las estrellas rinden un homenaje, porque cuando una estrella brilla, ha terminado su existencia.Bellas son las noches y sus luciérnagas encendidas en un vacío relativo de naturaleza que se huele y respira con tulipanes de mi jardín. Un retoño de paz, abnegada con nuestro sentir. Así me lo ha contado él, en el instante que lo soñé. ¡Vaya sueño! Éste lecho de ambigüedades en mi vida me entristece, pero al recordar esa forma tan poética de hablar sobre las estrellas, vuelve a mí la calma.De día es aquí, de noche allá. Espero con ansias, junto al desdén de mi ceguera, imposibilitado de un caminar. Alejado de aquellos en su suerte inequívoca que les ha regalado la vida. ¡Ver y sentir! De cálamos en las manos de escritores, que sirven al propio acto de escribir. Lo he visto, cruzando las calles de la ciudad, bajo su estrecho abrigo de calor. Un caminar envidiable le acompaña, ojos tersos resplandecientes. Es mejor evitar un encuentro en éste instante, tal vez haría perder la esencia de sus palabras. Nos separan los kilómetros de intensa plática.
Vivo apaciguado durante horas, esperando a que regrese la noche, y me cuente sobre ellas, musas de inspiración sobre la habitación. Han pasado tres, cuatro, cinco horas, qué sé yo, si no conozco el lugar en que habito. Solamente lo respiro y lo siento con el corazón, de vez en cuando voy recorriéndolo en compañía de mi soledad…Al encuentro hemos llegado nuevamente, un susurro de incontestable locura, aventó al viento -Te he visto en una estrella, tenemos una similitud evidente e inigualable, ambos somos él. No asustes que yo vendré a contarte mis noches de divisar a las bellas y sublimes estrellas-Corre hacía la fragancia de tus sueños, porque hoy, es noche de mirar a las estrellas.